La Voz de Almeria

Opinión

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El Ayuntamiento de Almería ha esperado hasta el último mes del mandato de cuatro años otorgado por los ciudadanos para aprobar una medida que hace mucho tiempo que se tenía que haber tomado: ayudar a pagar el agua a las familias en riesgo de exclusión social. Supongo que no habrá tenido nada que ver que en un mes se celebran elecciones municipales.


Bah, no sean malpensados, estoy seguro de que se ha tomado esta medida porque es de justicia y sin la calculadora de votos por delante. En fin, que me emocionaría profusamente con la decisión si no fuese porque ya lo hice anoche con el Soneto de la Dulce Queja de Federico García Lorca: “…no me dejes perder lo que he ganado y decora las aguas de tu río con hojas de mi otoño enajenado”.


Pero, volvamos al asunto que nos ocupa. Para el alcalde de la ciudad se trata de una iniciativa que es “una ayuda importante para ese mínimo vital de lo que tanto se ha hablado en los últimos tiempos”. Sí, es verdad, alcalde, se ha hablado de esto durante tanto tiempo que no sabemos muy bien dónde ha estado para no darse cuenta de que de esta solución han estado pendientes muchas familias– unas 2000 según el propio Ayuntamiento-  este año, el pasado, el anterior, el otro...


Esta precampaña electoral también nos deja otra decisión espontánea y lisonjera, la de la rehabilitación de la antigua Estación. Hasta que no se ha reclamado por tierra mar y aire – empezando por la oposición y terminado por todo el que pasaba por allí - nadie en el equipo de Gobierno ha movido ni un dedo para llegar a un acuerdo con el Gobierno central. Ahora, parece que sí. El problema es que ni existen plazos, ni se detallan las inversiones, ni qué uso se le dará.


¿Debería de haber elecciones todos los meses? Igual sí, al menos en la capital. Da la sensación de que la cita del 24 de mayo ha despertado por fin del letargo, de esa hibernación programada, al alcalde y los suyos.


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