La Voz de Almeria

Opinión

Solidaridad muy bien entendida

La clase política ha descubierto dos cosas: que siendo solidario se queda bien y que resulta rentable

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No hay quien se oponga a la solidaridad. Pero no hablo del respaldo al desfavorecido, sino del actual concepto de “caridad cívica” con el que se ha venido adornando el lenguaje políticamente correcto para definirla. Ahora mismo, si tú le preguntas a un niño de esos con padres progres -que serán muy progres pero se están gastando una pasta en celebrarle a la criatura una primera comunión tipo la boda de Rainiero y Grace Kelly- qué es lo que quiere ser de mayor, muchos de ellos dirán: “yo quiero ser solidario o solidaria”. La clase política ha descubierto dos cosas: que siendo oficialmente solidario se queda bien y, lo que es todavía mejor, que resulta rentable. Fíjense si será rentable que a pesar de que Andalucía es, según los indicadores de empleo, fracaso escolar y atención social, el tercer mundo de Europa, los andaluces (y las andaluzas, que no se me olvide) vamos a acabar con la pobreza en medio mundo. Y ello es porque nuestra presidenta, Susana Díaz, debe su cargo a los votos que les han vendido los señores de Izquierda Unida, que de gobierno y de medidas realistas no sabrán mucho, pero que en el postureo son imbatibles. De hecho, el vicepresidente Valderas acaba de anunciar un sensacional plan de solidaridad andaluza internacional por el que vamos a regalar 200 millones de euros a países empobrecidos. Y si eso fuera exactamente así, pues a lo mejor era para pensárselo. Pero aquí no hay puntada sin hilo conductor: estos 200 millones de euros serán “administrados” por Enrique Pablo Centella, hermano del diputado de IU y secretario general del PCE José Luis Centella. Para que luego digan que la familia es una institución reaccionaria. Habrá que estar atentos a los proyectos, los responsables y los viajes solidarios a costa de todos los andaluces y andaluzas. Y es que está claro que la solidaridad bien entendida empieza por la propia familia.


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