El ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, se ha ofrecido y comprometido a pagar la mitad de la voladura del hotel del Algarrobico, a pesar de ser consciente de que la responsabilidad de la operación correspondería directamente y por entero a la consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. Las declaraciones del ministro se produjeron en el transcurso de un desayuno informativo organizado por la Agencia EFE, lo cual me lleva a sospechar que a don Miguel le sirvieron, quizás por complacerle, algunos yogures caducados cuya ingesta le provocó algún tipo de parraque cognoscitivo que acabó arrancándole por alegrías. Y es que sorprende que un jerezano no sea consciente de los percales de formalidad y seriedad que gastan los señores y señoras de la Junta de Andalucía a la hora de pagar las cosas a medias y a enteras. Así, es fácil imaginar el alivio experimentado por la Junta de Andalucía tras la inopinada y generosa oferta del ministro, que de buenas a primeras metía de lleno al Gobierno en el berenjenal del Algarrobico, convirtiendo a Mariano Rajoy (los chicos y chicas de la Junta son rapidísimos y rapidísimas para eso, ya lo verán) en responsable directo del entuerto. Pero como además toda calamidad es siempre mejorable, el señor Ministro añadió que esperaba derribar el hotel “contratando a una gran empresa que tenga explosivos”, lo cual ha metido en escena a los ecologistas, que ya se han mostrado contrarios a tan expeditivo método. ¿Adivinan a quién le va a reventar a partir de ahora todo el lío? Evidentemente, hay días que es mejor salir desayunado de casa.