Mientras espero poder ir algún día a Muros (A Coruña), pues según James Rhodes es el mejor sitio del mundo mundial, o me decido por el valle de La Frontera (El Hierro), como me ha recomendado un amigo de Tenerife, leo y veo películas tumbada en una hamaca al lado de la ventana del porche que da al norte y estoy fresquita.

Otra posibilidad es irse a La Gomera (de hecho, así lo hago), como dice en su blog mi querido juez Emilio Calatayud, cada vez que necesita refrescarse con la manguera en su casa del Albaicín de “Graná”.

De la celebración de los diez años de programación de “Historia de nuestro cine” vi en el móvil un pequeño vídeo de la intervención magistral de la reina Letizia y me quedé flipando de su elocuencia, sabiduría y saber estar. Se refirió a dos grandes directores de cine, Buñuel y Berlanga. Del primero anoté una frase que citó: “Sin imaginación la realidad es la mitad de realidad”.

Esa misma noche leí en mi blog una entrada mía, lejana, que decía: “una necesita vivir una vida real y otra imaginaria”. La consideré tan actual que la puse en mi estado de wasap, luego la quité y en su lugar colgué tres fotografías de varias estrofas del Tao, que componen el poema 81, y que también son muy de hoy, incluso más universales. De la misma manera que es el Tao.

Con motivo del Orgullo pusieron “Cambio de sexo” de Vicente Aranda. La desconocía por completo, es del año 1977, en plena Transición. Qué placer contemplar a Victoria Abril y Bibi Ándersen.

Se me escaparon “Los amantes pasajeros” de Almódovar. Pero la intentaré ver de nuevo. Es una película que me recuerda un vuelo que hice entre Ibiza y Alicante. Al sentarme al lado de un chico cachas y tatuado, exclamé: ¡igual que en los amantes pasajeros! Él se desconcertó y buscó en el móvil. Era pura imaginación.