La Voz de Almeria

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Cojo el último tren que sale desde el aeropuerto antes del eminente toque de queda. Somos cuatro gatos compartiendo un mismo vagón, buscando miradas que entablen conversaciones. Es curiosa la forma en que el ser humano anhela el contacto: recalcitrante, obsesiva; pero yo estoy muy cansada y nunca he sido muy dada a las palabras vacuas. Antes de ponerse el tren en marcha, una mujer se sienta frente a mí. Me sonríe, no puedo verlo, pero sé que lo hace. Conecto los auriculares al móvil. Selecciono una de las listas que me genera de manera automática Spotify, “En bucle”, y me entrego a mis anhelos propios, de la misma forma obsesiva con la que esa señora busca conversación en mi mirada.

Dice Spotify que este 2020 la canción que más he escuchado es Buen viaje de Anni B Sweet, en solo dos días alcancé las 100 reproducciones. Sus primeros acordes suenan tras el abandono de Nuevos Ministerios, ya no queda nadie en el vagón, y cuando la noche me devuelve el reflejo de esos asientos desocupados comienzo a bailar con el estribillo de la canción. Es mi pista de baile. Soy inmensamente feliz.

Ya no podemos bailar, al menos tal y como lo hacíamos antes. Mi amiga Kata sube un story en Instagram. Hace un par de cabriolas sobre un cuadrado marcado en el suelo con cinta de color amarilla y negra, como las que se usan en Estados Unidos para delimitar la escena de un crimen. Se puede leer: “Mantenga la distancia de seguridad”. Ella se contonea en ese espacio concreto, y yo pienso en los tres metros que tengo que mantener cuando salgo a correr. Créanme que un metro no puede ser la distancia de seguridad del baile, ni tampoco puede considerarse eso como tal. “Bailar de lejos no es bailar”, ya lo decía Sergio Dalma.

Recuerdo aquella escena de la película Jojo Rabbit en la que el protagonista pregunta a la chica judía que esconde en su casa qué es lo primero que hará cuando sea libre, ella contesta: “Bailar”. El film cierra con una versión alemana de Heroes de David Bowie y ellos bailan, danzan, viven. Quizás de ahora en adelante me aficione a los trenes vacíos que circulan próximos al toque de queda. Les espero con una canción y recuerden: “Bailar pegados es bailar”.

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