Plan de comunicación para la Corona
Lo ocurrido hace algunos días en la catedral de Palma, ese vídeo que se ha hecho mundialmente famoso (¿?) mostrando presuntas desavenencias entre la reina doña Letizia y su suegra, la reina (emérita, quieren llamarla) doña Sofía, es algo que trasciende el papel ‘couché’ y la mera anécdota a la que a mí personalmente me gustaría dejar circunscrito el hecho. He aguardado un par de días para conocer las reacciones en las inmisericordes, a veces irresponsables, redes sociales, en las tertulias, en los cenáculos y mentideros de la frenética Villa y Corte, antes de sacar algunas conclusiones que ya me venían rondando por la cabeza: la primera, fundamental, es que La Zarzuela, o la Corona, o la Casa del rey, o como quiera llamarse a cuanto envuelve a la Monarquía española, necesita un plan de comunicación con urgencia.
Sí, no basta con mostrar al Rey, a su mujer y a sus hijas cenando informalmente, imagen que a mí me resultó superficial y, por tanto, algo superflua. Ni con los posados oficiales, ni con las visitas a causas más o menos benéficas. El ‘episodio Palma’, entre doña Sofía y doña Letizia, tenga el contenido verdadero que tenga - que habladurías ha habido no pocas -, muestra de manera bastante inequívoca que la corriente de simpatía popular favorece más a la suegra que a la nuera, a la emérita que a la actual.
Reconozco que sitúo en el jefe del Estado, y en su intervención, prudente pero necesaria, muchas de mis esperanzas personales en hallar una solución a las grandes crisis que sufre el Estado, que son más crisis que la catalana. Aunque ninguna de ellas sea abiertamente reconocida por quienes, desde cónclaves sevillanos de aplauso o desde el confort de los despachos al frente de la oposición, piensan, o nos dicen, que todo va bien porque abren las panaderías cada mañana. Por eso digo que se hace preciso un ‘plan de comunicación’ - llamémoslo, convencionalmente, así - de la Jefatura del Estado, un plan capaz incluso de incrementar en lo posible, aunque sea retocando una Constitución que en cualquier caso es urgente retocar, las funciones y el papel del Rey.