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Obituarios

Antonio Chenel, “Antoñete”

Fallece a los 79 años Antonio Chenel, “Antoñete”

El matador de toros fue comentarista de Canal Plus en los últimos años debido a su grandes conocimie

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Antonio Chenel Albadalejo murió ayer en el hospital Puerta de Hierro de Madrid por una bronconeumonía. El cuerpo del diestro será velado en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid. Nacido muy cerca de Las Ventas, pasó los años de la Guerra Civil Española en Castellón y, una vez finalizada la contienda, en 1940, regresó a Madrid. Cuñado del mayoral de la Plaza de Las Ventas de Madrid, Paco Parejo, amigo y consejero, pudo presenciar desde temprana edad corridas de toros con los grandes diestros de los años cuarenta, a quienes consideraba sus héroes. Sobre todo a Manolete, a quien veía fumar en el callejón de cuadrillas y de quien heredó este hábito. Se viste de luces en 1946 y se forja en capeas por los pueblos. Novillero entre 1949 y 1952, toma la alternativa el 8 de marzo de 1953 en Castellón de la Plana, demostrando un estilo ortodoxo y clásico aunque de temple, arrojo y mucho valor, razón por la cual sufrió varias heridas de gravedad al principio de su carrera. Su larguísima carrera de torero se prolongó a lo largo de más de cuarenta años, con muchos altibajos. El primer periodo, lleno de lesiones de huesos, abarca desde 1959 hasta su primera retirada en 1975. El punto culminante de esta etapa fue la faena que realizó en 1966 al toro blanco de Osborne, Atrevido, al que le dio sesenta muletazos. Regresa a los ruedos en 1977 en Hispanoamérica. Reaparece en España el 22 de mayo de 1981 en Madrid, vestido de grana y oro, y sin que el público madrileño le recordase apenas, después de varios años de ausencia. Ese año torea un total de 32 festejos. Con 49 años, se inicia entonces una segunda época en su carrera, que abarcó un lustro, y que le convirtió definitivamente en figura del toreo. Este periodo triunfal (1981-1985) tiene como hito indiscutido la faena que le realizó al toro Cantinero, de Garzón, el 7 de junio de 1985 en Las Ventas. Algunos historiadores la consideran incluso superior, en cuanto a perfección y pureza, que la realizada al toro ensabanado de Osborne 19 años antes. Estos años son los que consagran a Antoñete como máxima figura del toreo, que logra triunfar con una salud resentida, sin cintura y a una edad insólita (pasados los 50 años), gracias a una depuradísima técnica y a un profundo conocimiento de los toros

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