“El agua se ha convertido en un arma electoral y se aleja del análisis técnico”

Entrevista a Hugo Morán, secretario de Estado de Medio Ambiente

Hugo Morán, secretario de Estado de Medio Ambiente.
Hugo Morán, secretario de Estado de Medio Ambiente. Europa Press
Antonio Fernández
20:30 • 21 ene. 2023

El secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, ha girado visita a Almería para conocer y dar a conocer la situación de los recursos hídricos y su futuro en los próximos años. Habla de demostrar con inversiones el compromiso del Gobierno, pero sobre todo se muestra partidario de aportar certidumbre a los agricultores que “no pueden estar al albur de la climatología, necesitan conocer con precisión de cuánta agua pueden disponer y con ello planificar sus cosechas y mantener su productividad”.



Las propuestas sobre el futuro del trasvase Tajo-Segura está provocando un conflicto en el sureste, ¿es una guerra política o social?



“En los últimos años este trasvase se ha convertido en un producto electoral que hace tanto más ruido conforme más cerca están las elecciones; un debate que tiene muy poco de técnico y mucho de político. Sin embargo, hay que recurrir a los datos para señalar que en el periodo 2014-2018 (bajo el Gobierno de Rajoy) el trasvase aportó al sureste 829 hectómetros cúbicos; en el periodo 2018-2022 ha transferido 1.229 hectómetros, un 55 por ciento más. Y eso son datos, no valoraciones ni especulaciones”.



¿A qué responden los ataques a la ministra Rivera de querer recortar los volúmenes de agua trasvasada?



“Más allá de que en campaña o precampaña electoral se diga que el Gobierno socialista quiere acabar con el trasvase, los datos son incontestables y eso le tiene que quedar claro a la gente. No se trata de establecer comparativas, sino de si se cree más a unos que a otros cuando lo objetivo son los datos y lo que estos muestran, la realidad”.



¿Puede asegurar que ha llegado más agua a Almería en los últimos años que en periodos anteriores?



“Si echamos la vista atrás, Almería ha estado recibiendo una media de 5 hectómetros cúbicos anuales que, en los cuatro últimos años ha sido mayor. El problema es que la provincia tiene una alta dependencia del agua, pero que ha demostrado una capacidad de resiliencia importante para aguantar en periodos secos. Viendo la trayectoria en los años 2017 y 2018 se trasvasaron cero metros cúbicos en once meses: Esto no ha ocurrido desde ese año, ya con el Gobierno de Sánchez”.



¿Es el agua el gran factor limitante para la actividad agraria almeriense?

“Es evidente y por ello las políticas hidráulicas; no puede ser que estemos sometiendo a un sector tan importante para la economía de Almería a una incertidumbre de no saber si podrá contar cada año con el agua que precisa, de someter a los productores cada año a la climatología. Por eso es tan importante aportar seguridad en la disponibilidad del recurso y en esa línea estamos trabajando”.


¿Qué medidas contemplan para cumplir ese objetivo?

“La mejor fórmula, la más eficaz es trasladar inversión a estas necesidades y estamos gestionando un total de 125 millones de euros para sumar 39 hectómetros cúbicos adicionales de agua a la provincia. 17 con la desaladora del Bajo Almanzora que dará 20 hectómetros cúbicos anuales; otros 17 para incrementar la producción de la de Carboneras hasta 51 hm3 y estamos cerrando el proyecto de la planta del Campo de Dalías, a lo que se sumarán las inversiones en energías renovables para esas plantas, que reducirán el coste energético y el precio final del agua desalada. Algunos de esos proyectos empezarán a nutrir de agua a los regantes desde el año que viene”.


¿Es la forma de compensar la posible pérdida de agua del Tajo-Segura?

“Hablamos de que, en el peor de los escenarios posible se puedan perder ocho o diez hectómetros cúbicos para riego y abastecimiento y estamos poniendo sobre la mesa 39 hectómetros más de agua ‘gestionable’, es decir recursos que no dependen de que llueva o no y que, por tanto, pueden dar a la agricultura la certidumbre que necesita para planificar sus cosechas, sus explotaciones y atender sus mercados”.


¿En esa batalla argumental qué es aceptable, desde su punto de vista?

“En general, los discursos incendiarios no parecen muy justificados con los datos en la mano, con una realidad que establece las bases para que quienes necesitan el agua para producir puedan planificar sus campañas con la certidumbre de saber, antes del inicio, que van a tener cubierta su demanda. Frente a ello, esos discursos no aportan al sector agrario más que confrontación y enfrentamientos, siempre preocupantes”.


¿Hay más entendimiento con los regantes que con administraciones como la Junta de Andalucía?

“Más allá de esa confrontación, más política que técnica, hay ciertamente un clima de entendimiento con los regantes, con los que desarrollamos acciones e inversiones, en muchos casos compartidas, para mejorar el escenario. Pero no sólo con ellos; he de decir que con la consejera de Agricultura, Carmen Crespo, hay un alto grado de colaboración, un entendimiento casi absoluto, porque tenemos los mismos objetivos. Ese entendimiento, ese intercambio de información es positivo y no tiene nada que ver con los argumentos políticos o ideológicos que a veces se trasladan”.


¿Es partidario de los llamados ‘pactos del agua’?

“Se habla de pactos políticos, cuando yo creo que tendríamos que avanzar hacia los pactos sociales, que se articulan a través de los órganos de participación de las distintas demarcaciones hidrológicas. Al final se trata de aportar certidumbre, predicibilidad y seguridad en el abastecimiento, que son los elementos que deben estar sobre la mesa en cualquier negociación, en cualquier pacto o en cualquier acuerdo”.


¿Qué papel juegan las renovables en sus planes de futuro?

“Es importante disponer de un modelo energético que permita reducir la dependencia de los combustibles fósiles, en general más caros y mucho más negativos en cuanto al cambio climático. En el caso del agua es esencial para reducir la factura eléctrica, tanto en el caso de las desaladoras (de alto consumo de energía) como para la gestión de la distribución o la extracción de aguas subterráneas. Si apostamos por ellas es porque pueden dar seguridad en el suministro, reducir los costes finales del agua y con ello incrementar la productividad y la rentabilidad del sector agrario almeriense”.


¿Entiende como prioritario acabar con las irregularidades en materia de aguas?

“Creo necesario trabajar con rigor en la gestión de la demanda. En España y, especialmente, en el sureste, siempre ha habido el agua que hay y, evidentemente, eso marca el límite de lo que se puede o no se puede hacer en cada territorio en base al consumo de recursos. Dada la situación actual, hidrológica y meteorológica, tenemos que ordenar esos usos, establecer las reglas del juego y disponer de instrumentos de seguridad jurídica ante lo que podríamos denominar competencia desleal.

Es preciso trabajar en esa línea porque se cometen irregularidades que perjudican a quienes cumplen las normas, disponen de derechos de agua y no podemos permitir que aquellos que no los tienen, que no participan en atender los costes que esos recursos suponen para el conjunto de los regantes, se aprovechen. No podemos ser condescendientes con este tipo de usuarios que producen al margen de las normas legales y que al final compiten en los mercados con quienes sí lo hacen. Eso ha de ser un concepto básico en todas las demarcaciones hidrológicas porque al final acaban por distorsionar los mercados agrarios”.



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