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Abre en Aguamarga el bar de aperitivos que devuelve la chispa veraniega al Cabo de Gata

‘Ajoblanco’ reivindica lo sencillo y el producto de la zona a través de tapas simples, exquisitas y con mucha historia

Blas, José Francisco y Diego Bautista en la puerta de nuevo bar 'Ajoblanco'

Blas, José Francisco y Diego Bautista en la puerta de nuevo bar 'Ajoblanco'LA VOZ

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Hay pueblos que conservan una magia difícil de explicar. Aguamarga es uno de ellos. A primera vista, parece que aquí nunca pasa nada, pero en realidad todo ocurre a otro ritmo. Las mañanas son lentas, las calles blancas se tiñen de sombra bajo las buganvillas y el Cabo de Gata respira con calma. En este escenario donde el tiempo parece más ancho, cada innovación resuena el doble. Y este verano, la novedad tiene nombre propio: 'Ajoblanco'.

En el número 5 de la calle Ferrocarril Minero, ha abierto sus puertas este bar de aperitivos: un homenaje familiar, una propuesta gastronómica distinta. Pero, sobre todo, un pequeño acto de valentía. Una forma de desafiar la rutina culinaria del Cabo de Gata, con una barra desenfadada, un menú breve y un relato que empieza mucho antes de su apertura.

Ajoblanco con sardinillas

Ajoblanco con sardinillasBar Ajoblanco

De vuelta a casa 

Tres nombres. Tres hermanos. Una historia. Blas, José Francisco y Diego Bautista no llegan de fuera: llevan años trabajando en Aguamarga. Conocen cada rincón, cada cliente de siempre, cada verano repleto. Pero, hasta ahora, nunca habían tenido un proyecto propio. Lo han hecho donde tenía que ser: en el local que antaño albergó el restaurante Ajoblanco, aquel en el que trabajaba su padre. 

“Nuestro padre vino desde Barcelona. Trabajó aquí y luego se lo quedó junto a mi madre. Así que cuando surgió la oportunidad, dijimos: ¿por qué no retomarlo?”, cuenta Blas para LA VOZ. Y así lo han hecho. Mismo nombre que el de su padre. Diferente enfoque. De restaurante a bar de aperitivos. De cocina clásica a barra creativa. De la nostalgia al presente en Cabo de Gata. 

Bar de aperitivos 'Ajoblanco'

Bar de aperitivos 'Ajoblanco'LA VOZ

La barra como declaración de intenciones 

No ofrecen un servicio al uso. Aquí no hay manteles, ni grandes florituras. Hay barra. Hay gente de pie. Hay aperitivos. Hay latas. Hay alegría. Simple. “Queríamos un sitio donde tomar algo, sin más. Un bar, de los que no hay por aquí”, explica José Francisco

Y no están solos: para montar la propuesta contaron con Antonio Burgos, de FireKitchen, consultor gastronómico. Él los ayudó a diseñar la carta, a probar sabores, a pensar formatos. A jugar con el producto sin miedo. El resultado: una carta breve pero exitosa. Mucho producto de calidad, muchas conservas bien trabajadas e ideas bien pensadas. 

Una carta con sabor a Cabo de Gata

Las estrellas de Ajoblanco son, precisamente, las más sencillas. Conservas gourmet, embutidos selectos, gildas con sorpresa. Aquí, lo pequeño tiene carácter. 

  • Gilda de pulpo: tierna, con el toque justo de vinagre.
  • Ajoblanco con sardinillas: el plato inspirado en el nombre en su versión más fresca y veraniega.
  • Bikinis: paté con dos quesos o sobrasada con tocino curado.
  • Conservas seleccionadas: mejillones en escabeche, navajas picantonas.
  • Tablas de embutidos y quesos, muchos de ellos procedentes de la Venta del Pobre. 

“Queremos demostrar que con una buena lata, un buen aceite y una gilda bien montada, se puede hacer cocina”, señala José Francisco. Esta es la manera de los hermanos de salir de lo convencional. 

Bikini de sobrasada y tocino curado

Bikini de sobrasada y tocino curadoBar Ajoblanco

Chispa nueva en Aguamarga 

En un pueblo en el que predominan los restaurantes tradicionales, con carta larga y platos principales, Ajoblanco viene a ocupar ese hueco que muchos pedían sin saberlo. El del tapeo informal, el del picoteo de calidad sin necesidad de sentarse a mesa puesta

Por eso, cuando se les pregunta qué significa Ajoblanco para ellos, José Francisco no duda: “innovación”. Pero no por lo revolucionario, sino por lo que aporta al pueblo. Por lo que permite compartir. Porque Ajoblanco no es solo una barra ni una carta: es un sueño, una forma de estar. Una forma de romper las expectativas en la hostelería de Cabo de Gata con sabor, con historia y sin pedir permiso.

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