Hay barrios que crecen, se ensanchan, se llenan de perspectivas de futuro y carreteras, pero que por dentro les queda la esencia de la lógica de siempre. Los Molinos es uno de ellos. Durante años fue casi un pueblo dentro de la ciudad y, aunque ahora el asfalto se renueve y las conexiones lo acerquen más al centro, hay lugares que siguen marcando el ritmo cotidiano.

Uno de esos sitios es el Pub Window. Está en la Carretera de Alhadra, justo enfrente del IES Alhadra, y eso no es un detalle menor. Desde hace décadas, el Window articula la vida académica del barrio: desayunan profesores, alumnos de hoy y de ayer, vecinos que ya no tienen prisa y otros que siguen entrando con la mochila al hombro. Un lugar fiable, de los que no fallan.

El Window abrió en 1987, cuando Pepe decidió levantar una cafetería que, sin saberlo entonces, acabaría convirtiéndose en la cafetería de desayunos decana de Los Molinos, con más años en activo. El barrio ha visto pasar nombres veteranos—el Indio, o el Bar Los Cuatro Ases— y también despedirse de otros ya desaparecidos que son un mito en la memoria de los más molineros, como El Molino Rojo. Pero como cafetería de mañanas, de café temprano y tostada de siempre y posterior café de la tarde y merienda, el Window sigue ahí, ininterrumpidamente.

Back to the future

Entrar es hacer un pequeño viaje en el tiempo. El local conserva ese diseño de pub noventero con el que abrió y que nunca se ha disimulado. Cuando mi compañero Evaristo Martínez y quien firma estas líneas entramos por primera vez —en una de esas quedadas para hacer cosas de periodistas— la conclusión fue inmediata y compartida: "aquí no hay postureo ni intentos de modernizar lo que funciona".

Aquí el tiempo parece haberse detenido, y no como una estrategia, sino como una forma natural de ser. Ese espíritu independiente que siempre tuvo Los Molinos respecto a la capital sigue respirándose entre sus paredes.

Las más solicitadas

Ya solo quedaba volver con La Foodineta y poner sus tostadas a prueba de sus amortiguadores.

Preguntamos por las tostadas más demandadas y la respuesta llega sin dudar. La tortilla de patatas sigue siendo una apuesta segura, pero hay otra que se ha ganado su sitio: atún, aguacate y queso fresco, a la que el camarero te aconseja añadirle añade huevo duro. Esa ha sido la nuestra para la cata de La Foodineta.

Una tostada equilibrada, de las que alimentan mañanas largas. En la carta asoman otras combinaciones menos habituales, como pollo relleno con hummus y aguacate, o tortilla con verduras, pero aquí cada uno acaba encontrando su sitio.

El pan se puede elegir: mollete, semillas, integral, rústico o pan de molde. Todo sin complicaciones, como debe ser en un desayuno de barrio. El café con leche llega en vaso de caña, caliente, bien servido.

Un récord en 'Donde desayunar en Almería'

El ambiente es el de siempre. Vecinos que se saludan por el nombre, el fundador que se sienta en la barra a leer el periodico, pero está atento a cualquier detalle que soluciona al momento, profesorado del instituto apurando antes de entrar a clase, alumnado que ha pasado por aquí generación tras generación. No solo de Los Molinos: también de barrios cercanos como La Cañada o San Luis, estudiantes que durante años encontraron en el Window su primera parada del día y el repostaje de la tarde. Toda una vida alimentando estudiantes, literalmente.

La cuenta sorprende tanto como reconforta: tostada de atún, aguacate y huevo duro más café con leche por 3,50 euros. Probablemente, el desayuno más económico de toda la serie de 'Dónde desayunar en Almería'. El trato es amable, el servicio rápido y eficaz, como corresponde a un sitio que lleva casi cuatro décadas haciendo lo mismo cada mañana. En el Window no se viene a descubrir nada nuevo. Se viene a confirmar que hay lugares donde el tiempo no pasa porque no lo necesita. Y eso, en un barrio que cambia por fuera pero se mantiene por dentro, también sabe a hogar.

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