Detrás de las más de 2.000 figuras que componen uno de los belenes más grandes de Andalucía hay un nombre propio, discreto pero imprescindible: José Gutiérrez Cuadrado. A sus 61 años, Pepe —como le conocen cariñosamente sus vecinos— es mucho más que el artífice del Belén Monumental de Roquetas de Mar. Es el alma silenciosa que, año tras año, moldea, pinta y sueña un nacimiento que ya forma parte del imaginario colectivo de la ciudad.

José Gutiérrez no es ningún desconocido en Roquetas. Desde hace más de tres décadas trabaja como técnico de farmacia, una profesión que le ha permitido conocer de cerca a generaciones de roqueteros, para quienes su rostro resulta tan familiar como cercano. Sin embargo, más allá del mostrador, Pepe es también una figura clave de la Semana Santa local, donde ejerce como Hermano Mayor de la Hermandad del Cristo del Mar, una responsabilidad que vive con la misma entrega que todo lo que emprende.

Aunque hoy resulte difícil imaginarlo alejado del mundo de la imaginería, lo cierto es que esta pasión no fue temprana. Fue tras casarse cuando Pepe redescubrió una afición que permanecía dormida.

Una afición que fue ganando espacio

“Después de casarme encontré una afición que tenía dormida. Empecé con el belenismo, con la imaginería… Vendía belenes, sí, pero todo en mi casa, como un hobby”, recuerda. Lo que comenzó como un pasatiempo fue ocupando cada vez más espacio en su vida, hasta el punto de habilitar una habitación en su propio hogar como pequeño taller.

Allí empezó a aprender por su cuenta, observando y preguntando. “Me interesé por saber cómo se hacían los moldes, cómo se pintaban las imágenes…”. Su curiosidad le llevó a visitar escultores y a viajar a Sevilla, donde fue empapándose de la tradición andaluza. “Estaba en la Hermandad y me llamaba mucho la atención este mundo. Iba aprendiendo y luego intentaba hacer lo que veía. Prácticamente desde que me casé estoy metido en esto”.

Figuras con devoción y sello propio

Con el tiempo, su nombre empezó a sonar más allá de su entorno cercano. Hoy, José Gutiérrez es conocido por ser el imaginero de cientos de figuras de Fray Leopoldo y nacimientos repartidos por toda la ciudad y fuera de ella. “Tengo saturación de tantas personas que me piden un nacimiento o un Fray Leopoldo. Hay gente muy devota y mucha gente me los encarga”, explica.

Compatibilizar su trabajo diario con la imaginería no siempre resulta fácil. “Al tener mi trabajo, ahora el Belén casi no me deja tiempo para los otros encargos”, reconoce. Algunos belenes esperan todavía su turno, ya terminados pero a falta de pintura. Pepe es paciente y exigente consigo mismo: pinta cada figura imitando la imaginería andaluza, cuidando las sombras, la expresión y el carácter de cada pieza.

El mayor reto: el Belén Monumental

Hace tres años llegó el desafío más grande de su trayectoria: hacerse cargo del Belén Monumental de Roquetas de Mar. “Nunca había hecho un Belén de esta magnitud, esto es para volverte loco”, confiesa entre risas. El proyecto salió a concurso y la empresa adjudicataria confió en él para su montaje. Los beneficios obtenidos se destinan íntegramente a la Hermandad del Cristo del Mar, cerrando así un proyecto en el que se mezclan fe, trabajo y compromiso.

“Un año más es un orgullo para mí asumir el montaje del Nacimiento de Roquetas de Mar, que será visitado por muchos vecinos, visitantes y turistas durante las fiestas navideñas”, señala. Cabe recordar que solo en un día por el Belén del Castillo de Santa Ana llegan a pasar hasta 900 personas.

El Belén cuenta con más de 2.000 figuras, 70 de ellas articuladas, cinco cascadas de agua real, ríos en movimiento y una extensión de 210 metros, lo que lo sitúa entre los más grandes de Andalucía. Su elaboración requiere un mes y medio de trabajo y un equipo de cinco personas encargadas de la colocación.

Este año, uno de los elementos que más miradas acapara es un galeón gigante, bautizado como El Cristo del Mar, que corona el conjunto y rinde homenaje a las raíces pesqueras de la ciudad. Para su realización se contó con un grafitero profesional. “Había que llamar a alguien que supiera. Hizo un trabajo muy meticuloso y profesional. Yo he aprendido mucho viéndolo trabajar, sobre todo cómo hacía las sombras”, cuenta.

El agua, el riesgo y la vida

Uno de los elementos más complejos del Belén es el agua. Bajo toda la estructura se esconden depósitos de hasta 70 litros, y ríos y cascadas reforzados con varias capas de tela asfáltica. “Es la parte más peligrosa. Una pequeña fuga, con la cantidad de cables que hay debajo, podría causar un desastre”, explica.

Aun así, Pepe lo tiene claro: “El agua da toda la vida a un Belén. El sonido, el movimiento… da realidad. Es cierto que es peligroso, pero merece la pena”. La recompensa llega cuando todo está terminado: “Después de un mes de montaje, cuando lo ves hecho y ves la ilusión de la gente al visitarlo, es una gran satisfacción”.

El Belén Monumental es también un recorrido por la identidad de Roquetas de Mar. En él aparecen la Alcazaba de Almería, las viejas salinas, la procesión marítima de la Virgen del Rosario y la Virgen del Mar, el puerto con construcciones tradicionales, el Castillo de Santa Ana y el faro. “Son esos pequeños guiños los que se ganan el corazón de la gente, el detalle, el movimiento, lo que uno reconoce como propio”, explica.

Pensando ya en el Belén del mañana

Para José Gutiérrez, la clave está en no repetirse. “Para mí lo más importante es innovar cada año, para que quien haya venido un año, al siguiente se vuelva a sorprender”. Y ya mira al futuro con ilusión. “Tengo claro que quien venga el año que viene verá algo totalmente diferente. Quiero que el Belén sea visitable en todo el sentido de la palabra, que la gente pueda entrar dentro”, adelanta, aunque sin desvelar demasiado.

Porque mientras el Belén actual sigue recibiendo visitas, las manos de Pepe ya imaginan el próximo. Y es ahí, entre figuras de cerámica, pintura y paciencia, donde 'Pepe' vuelve a hacer lo que mejor sabe: dar forma a la Navidad en Roquetas de Mar.