Cifuentes en AS
El veterano portero dice: `No me planteo estar en otro sitio que no sea Cádiz`

El veterano portero del Cádiz.
El Cádiz no pasa por su mejor momento, atravesando una racha negativa causada por la sequía goleadora y, por tanto, de victorias. Una situación que al guardameta cadista Alberto Cifuentes no preocupa, ya que prefiere quedarse con las situaciones que ha provocado el equipo en sus últimos partidos.
Alberto Cifuentes (Albacete, 1979), atendió al Diario AS para analizar el estado de forma del Cádiz, el suyo propio y repasar su trayectoria en el mundo del fútbol. También charló sobre sus proyectos de futuro.
La pasada jornada, nuevo empate y sigue la mala racha. ¿Cómo está el vestuario?
El otro día empatamos a cero en casa, pero el equipo recuperó muchas sensaciones que había perdido. Si un equipo estuvo cerca de la victoria fuimos nosotros. Lo que cuenta son los goles y los tres puntos, pero en este caso nos ha venido muy bien. Es un refuerzo moral para volver a la línea a seguir. La sensación no vale para mucho pero sí para reforzar nuestra idea.
¿Qué falla en el equipo para que se estén dando estas circunstancias?
Yo creo que la clave de todo es el partido de Osasuna, que igual merecimos ganar, pero las situaciones que se dieron en el partido hicieron que perdiésemos y fue un golpe duro para nosotros. Fue un golpe bastante fuerte. Merecimos ir ganando 2-0 y al final perdimos 0-2, por ahí viene un poco todo porque nos dejó tocados. Nos ha costado recuperarnos de ese varapalo y estamos empezando, es muy pronto, el equipo tiene sensaciones de nuevo y solo podemos mirar hacia adelante.
¿Cuál es el papel que desarrolla un jugador veterano cuando la situación no es tan buena?
Es independiente de la edad, va un poco en el carácter. El cómo es cada uno marca lo que hace en el vestuario. Me considero un tío alegre e intento aportar mi grano de arena en el día a día, que es lo más importante, que los entrenamientos sean para mejorar, que la gente levante la cabeza y sepa que está en un sitio privilegiado. Tengo muchos tiros dados, he sufrido muchas situaciones y aquí hay gente muy noble, con ganas de crecer, y lo van a hacer.
¿Cómo se encuentra física y mentalmente?
Físicamente me encuentro muy bien, estoy trabajando perfectamente tanto en el gimnasio como en el campo, pero lo más importante es la cabeza y mentalmente me encuentro súper bien. Disfruto mucho cuando vengo a entrenar, es una liberación para mí. Vengo y se me pasa el tiempo volando, estoy súper cómodo en el Cádiz. En mi cabeza no cabe otra cosa que venir a entrenar.
Desde su llegada, ha sido titular, pese a tener como competencia a porteros jóvenes como Pol Ballesté, Jesús Fernández y ahora Rubén Yáñez, además de los porteros del filial. ¿Qué significa para usted?
Yo soy muy natural, me limito a trabajar y esperar la decisión del míster. Desde que vine aquí he podido disfrutar de estar jugando en liga y es un privilegio. No tengo palabras para explicar lo que significa ver que tu trabajo de toda la semana se ve recompensado cada domingo. Si el míster confía en mí solo puedo sentir orgullo.
¿Habla con los otros porteros? ¿Les da consejos?
Intento llevar una relación natural con todo el mundo, no soy un tío de dar muchos consejos en el vestuario. Me gusta más la relación del día a día. He tenido una relación muy buena con todos los porteros que han pasado por aquí. Con Pol tengo relación todavía y hablamos por WhatsApp, Jesús es un tío espectacular y el día a día era muy fácil. Rubén Yáñez y David Gil son dos chavales impresionantes, y llevamos el día a día muy bien. Luego hay una diferencia generacional que nos hace no quedar por las tardes. No tengo que darles consejos. Hay jugadores en Primera con 21 o 22 años que podrían darme lecciones a mí.
Imagino que, en sus inicios, viviría situaciones similares. ¿Qué recuerdos tiene de sus primeros pasos en el fútbol?
Albacete fue donde estuve desde cadete, jugué en el filial y pude debutar en el primer equipo. Luego me fui cedido a Dos Hermanas, donde al principio no jugaba, pero luego empecé a jugar y fue un año espectacular. Conservo amigos de allí y coincidí con Güiza. Luego me fui a Mallorca. En el filial jugaba siempre y cuando fui al Ciudad de Murcia también jugué casi todos los partidos. He tenido la suerte de que por donde pasé, jugué, y cuando no juegas se ve tu carácter. Hay que ser duro, afrontarlo y trabajar, te apoyas en la gente que te quiere. No estoy acostumbrado a no jugar y si se diera la situación hay que afrontarla.
En el Mallorca, además, coincidió con Luis Aragonés.
Sí, estuve con Luis Aragonés en la primera época, con Leo Franco y Roa. También estaba el Mono Burgos, aunque yo alternaba con el filial. Luego estábamos Moyá, Westerveld y yo, en otra etapa estaban Leo Franco y Miki, un portero de Mallorca que ahora está de entrenador de porteros.
En 2005 pasa a defender la portería del Rayo y empieza a sumar minutos, ¿es ahí cuando se siente profesional?
Venía de un año entero sin jugar en el Mallorca. Estaba en Primera, donde no aportaba nada, y pasé a Segunda B, pero a un equipo importante como el Rayo. Fue un cambio brusco y bueno. Empiezas a madurar, es verdad que era un niño con 25 años. Estaba Míchel de entrenador y jugué todo con él menos dos partidos. Ya sientes el peso de una afición que antes no sentías y empiezas a hacerte mayor, tu cabeza funciona diferente. Cuando juegas, y te sientes responsable, empiezas a sentir sensaciones distintas.
¿Llega su madurez cuando ficha por el Murcia, donde vivió de todo, en 2009?
Aprendí mucho los dos años que estuve en Salamanca, y en Murcia viví un descenso muy duro en Girona y luego un ascenso al año siguiente, que fue bastante bonito. Llegué a un equipo con historia, venía de dos años muy buenos en Salamanca, donde no había mucha presión. Tuve que currarme mucho el puesto porque empecé sin jugar, luego vino José González y sí empecé a jugar, pero tuve una enfermedad. Eso te hace ver la realidad y pensarte muchas cosas. De todo se aprende, lo importante es salir adelante. Seguía siendo un crío, pero veía las cosas diferentes. Ahora creo que estoy más fresco que con esa edad.
Llama a su puerta entonces La Hoya Lorca (2013), dando la sorpresa cuajando una gran temporada.
Yo me quedé sin equipo por la situación del Murcia con el descenso del Guadalajara. Nos hicieron una película como que habían descendido para anular ocho contratos. El director deportivo no me quería y tuve que salir. Mi representante no me ayudó demasiado, ese año no había jugado, y al final me llamó José Miguel Campos, que fue el entrenador que fichó La Hoya. Al principio estaba perdido, pero encontré un vestuario espectacular e hicimos una temporada impresionante. Disfrutamos un montón, todos los jugadores crecieron y sigo teniendo relación con gente de allí. Solo tengo palabras de agradecimientos para La Hoya por todo.
De repente, cambia de aires y se marcha a Polonia (2014), al Piast Gliwice. ¿Cómo fue esta experiencia?
Me llamó Ángel Pérez García, que estaba entrenando allí y me conocía. Uno de mis mejores amigos también estaba allí, Carles Marc. A él le pregunté, me dijo que la liga estaba muy chula y me fui allí, estuve viviendo con él. Pasé seis meses muy buenos, éramos varios españoles y lo pasamos muy bien. En la segunda vuelta, el club decide que no juegue más, echan al míster, y me putean un poco. Me obligaron a bajar al filial y cuando me vine para España no tenía muy decidido qué hacer, hablé con Molina (director deportivo de La Hoya) para volver, pero me llamó Jorge Cordero (entonces director deportivo del Cádiz) y no podía dejar pasar este tren, y ahora no me arrepiento de nada.
En Cádiz ha vivido también muchos momentos, ¿con cuál de ellos se quedaría?
Hay un montón, momentos buenos y no tan buenos. Si tengo que quedarme con un momento bueno es el pitido final en el Rico Pérez. Los últimos minutos estaba en una nube, lo estaba celebrando con mi familia porque se veía que íbamos a ascender. El momento más duro fue la eliminación en Tenerife, porque no la merecíamos. Merecíamos jugar la final del playoff. En el campo no, pero fuera, después, sí lo pasé mal. Habíamos hecho una temporada muy buena, el vestuario se lo merecía, la eliminatoria fue buena y el detalle de hacer un gol más o no decidió la balanza.
Acaba contrato con el Cádiz en junio, ¿se ve más tiempo en el club cadista?
No lo sé, ojalá. Esto es un día a día. Estoy muy contento, estoy muy feliz. Tengo muy buena relación con todos. No me planteo estar en otro sitio que no sea aquí. Tengo 38 años, voy a acabar con 39 y me costaría verme en otro lado. Acabamos de empezar la liga, hay muchas situaciones por delante que manejar y yo nunca quise poner un contrato por partidos porque no quiero hipotecar al club con una situación que a lo mejor no le gusta. Si me tengo que quedar, que sea porque todos quieren. No tengo representante, lo que hablo es directamente con Cordero, y yo ahora mismo solo pienso en el partido de Almería. No me lo he planteado y no me lo quiero plantear.
¿Tiene pensado lo que hará cuando se retire?
Lo tengo pensado, pero no quiero planteármelo todavía. Quiero exprimir esta parcela, pero mi pensamiento es entrenar. Creo que tengo vocación, o siento vocación, pero es un mundo más complicado que el de jugador. No lo veo cercano, tampoco lejano, pero tengo claro que es mi primera opción cuando deje el fútbol. Entrenar. Me gusta tanto el fútbol que vivo a 600 kilómetros de mis hijos, y eso no es fácil. Solo me lo hace superar el fútbol. Creo que no estar ligado al fútbol en mi vida supondría una rareza. Toca disfrutar cada día y luego veremos lo que pasa.
Es el jugador en activo más mayor de Primera y Segunda, ¿qué le dice este dato?
No lo sabía, la verdad. Me siento orgulloso de ese dato y de cómo me encuentro. No siento que tenga esta edad. Me siento orgulloso, sobre todo, cuando vienen compañeros de otros equipos y me dicen que me ven bien, que me ven flaco, que me ven contento. Es un dato para plantearme venir mañana y currar más fuerte todavía.
Si tuviera que escribir el desenlace ideal a su carrera, ¿cómo sería?
Es muy difícil porque no lo he pensado. De mi carrera como jugador, si tuviera que despedirme de alguna manera, espero que sea feliz, y si tengo que despedirme de una manera feliz es porque el siguiente paso que voy a dar es el que te he dicho antes, entrenar.