Difícil explicar lo acontecido en un estadio municipal de Santo Domingo que vio como al CD El Ejido se le marchaban dos puntos en un choque que tuvo controlado desde el principio y hasta casi el final.
Y no solo eso. Un choque que tuvo controlado y en el que fue mejor también en el tramo del partido donde le tocó jugar con uno menos por la rigurosa expulsión de Segura en el minuto 24 tras un choque fortuito e involuntario en la búsqueda de un remate que acabó con el guardameta visitante sangrando por el golpe.

No obstante, antes de eso, el equipo ya había tenido tiempo para estrellar un balón en el palo de la mano de Javilillo en el 6 de juego y para interpretar una contra perfecta tras un robo en cancha propia que dio lugar a una sinfonía de pases hasta que Neto, que llegó como una flecha al área rival, batía a Romero.
Así que primer  tramo de partido de dominio celeste y una expulsión de Segura que apenas haría variar el rumbo del duelo porque los ejidenses seguían muy cómodos aun con uno menos y los visitantes se mostraban inofensivos en la búsqueda de la portería de García.

La tónica no varió al empezar la segunda parte. Y tanto es así que los ejidenses solo tardaron 6 minutos en trenzar otra contra de manual que esta vez culminaba Samu Corral en el 2-0.
Y la cosa se puso todavía mejor con la expulsión de Samu por doble amarilla que devolvía el equilibrio de jugadores en ambos equipos.

Inflexión
Cuando el partido languidecía entre un CD El Ejido con la situación controlada y un bloque de La Roda inoperante, el colegiado pitó un muy riguroso penalti por agarrón de Bautista a Megías que el propio Megías convertía en el 2-1. Era el minuto 73.

Pero el drama se convirtió en tragedia en el 80 de juego con un centro al área celeste con falta no pitada sobre Bautista, barullo en el área y un remate en posible fuera de juego de Megías que suponía el 2-2.
Pese a todo, el equipo no se arrugó y buscó el tercero. Y pudo haberlo logrado en un claro penalti no pitado sobre Emilio Cubo en el minuto 86.
Pero lo que un área fue rigurosidad en la otra fue laxitud. Y no dio tiempo a más.