El pasado miércoles, durante la Feria de Almería, la directora del colegio público Los Millares, Paquita Jesús Cortés Maeso, junto al secretario y al jefe de estudios, descubrieron que buena parte del edificio escolar había sido atacado. Cuando accedieron al centro, comprobaron que “medio colegio” tenía los cristales destrozados.

En la entrada del 'hall' se contabilizaron trece paneles rotos, algunos con más de cincuenta años de antigüedad, que quedaron inestables y agujereados. A estos daños se sumaron otros dos cristales en el comedor y varios en el salón de actos. La directora asegura que se trata de un ataque intencionado, ya que en el interior del edificio se encontraban las piedras que se lanzaron: “Algo que jamás hubiésemos pensado, se han ensañado. Hasta hoy no había habido este vandalismo tan extremo. Ha sido adrede, no circunstancial”.

Riesgo para alumnos y docentes

Desde la dirección alertan de que el estado en que han quedado los cristales supone un peligro para la comunidad educativa. La directora advierte que si no se actúa con rapidez, cualquier golpe podría tener consecuencias graves: “Estamos desamparados y nos debemos a las decisiones del Ayuntamiento para arreglar todo, que debería estar arreglado antes del día 10 de septiembre, cuando empiezan las clases. Porque si se dan un golpe, puede pasar lo que sea”.

El equipo directivo reclama que se priorice la reparación, no solo para garantizar el inicio de curso con normalidad, sino para evitar que los daños vayan a más. Mientras tanto, el colegio se ve obligado a convivir con la inseguridad y la preocupación diaria.

Falta de respuesta y medidas de seguridad

La directora asegura que el centro intentó en “dos ocasiones que la policía acudiera al lugar”, sin obtener resultado. “Llamamos a policía dos veces y no se personaron”, destaca. Finalmente, tuvieron que desplazarse ellos mismos a comisaría para informar de los hechos. Allí, según relata, les preguntaron si el coste de los cristales superaba los 400 euros. “Como le dijimos, no sabíamos el coste. Pero son más de 15 paneles rotos”, explica.

Además, hasta ahora el colegio no contaba con cámaras de vigilancia, una medida que había quedado pendiente por falta de presupuesto. Sin embargo, tras este ataque han decidido actuar y ya se han puesto en contacto con la empresa que gestiona las alarmas. “Hemos hablado con la empresa que nos lleva las alarmas y vamos a instalar, con un presupuesto adaptado, cuatro cámaras”, confirma Cortés Maeso.

La dirección confía en que esta medida pueda servir para disuadir nuevos actos vandálicos, aunque también lamenta tener que recurrir a este tipo de soluciones en un centro escolar. “Te preguntas quién es posible que lo haga”, comenta la directora, subrayando la sensación de incredulidad y desprotección.

Reparación antes del 10 de septiembre

Por todo ello, el equipo educativo solicita que las reparaciones se realicen en los próximos días para poder iniciar el curso con normalidad. “Para arreglarlos, ayer hablé con el Ayuntamiento y, a partir de hoy, se supone que viene el cristalero”, indica la directora.

Aun así, insiste en la urgencia: “Lo único que ruego es que para el día 10 esté”. La comunidad educativa espera que la respuesta institucional sea rápida y que episodios como este no se repitan.