Una tradición centenaria revive el 1 de enero en un pueblo a las faldas de Sierra Nevada
El municipio abulense celebra cada año nuevo el Baile de Ánimas por las calles de la localidad

La cuadrilla del Baile de Ánimas de Abla.
Cada 1 de enero, Abla estrena el año nuevo con una tradición que si bien hasta hace no mucho se celebraba en casi todos los rincones de la provincia, hoy solo un puñado de municipios la mantiene.
Se trata del Baile de Ánimas, una especie de procesión en la que los músicos de la cuadrilla de ánimas van cantando y pidiendo limosna para las almas del purgatorio. En esta ocasión lo recaudado el próximo jueves 1 de enero irá destinado a Cáritas Parroquial de Abla.
Un legado que sigue vivo
La Cuadrilla de Ánimas es una hermandad sin estatutos que se forma año tras año, con personas que sienten que, al tocar, están cuidando una llama antigua. “Antiguamente, la capa y el bastón se pasaban de padres a hijos”, nos cuentan desde Abla. Y todo con un objetivo muy noble: ayudar a enterrar a los pobres, dar misa por los difuntos sin recursos o de forasteros y transeuntes que pasasen por el pueblo.
Además de dinero también se admitía el pago en especie como ristras de ajos, calabazas, esparto, pollos o el espinazo del cerdo, que eran subastados el día de Reyes en la puerta de la Iglesia a la salida de Misa. Las piezas musicales servían también para invitar a hacer bailes en los que se realizaban subastas para bailar y así también más. Y de ahí es de donde se ha mantenido la referenica por la que la festividad se llama Baile de Ánimas.
Un ejemplo de las coplillas que se cantaban sería: “A esta puerta hemos llegado a pedir una limosna para las Ánimas benditas que piden misericordia. A las Ánimas benditas no se les cierra la puerta se les dice que perdonen y se van tan contentas”.
Este 1 de enero en Abla tienes la oportunidad de vivir en primera persona esta ancestral tradición, seña de identidad almeriense, que vivían nuestros antepasados y que, en muchos casos, era la única vez al año en la que podía disfrutar de música en directo.
En nuestra mano está apoyarla para que las futuras generaciones también puedan disfrutarla como lo hacían nuestros abuelos y bisabuelos.