Buscado en el mapa de Google, la distancia entre la salida del parking APK2 situado en la Avenida Federico García Lorca hasta la Plaza de Barcelona solo es algo más de 1 kilómetro, 5 minutos de coche atravesando la Avenida de la Estación, sin embargo, en el día de ayer, los conductores que circularon por mentada avenida, necesitaron de un viaje más largo que el que tuvo que realizar Ulises de camino a Ítaca en La Odisea del rapsoda griego Homero.

El fluido del tráfico estaba colapsado, creando filas de coches que alcanzaban La Rambla. Por mucha paciencia que el conductor tuviera no podía contener la tentación de apretar el claxon con cierto aire de mala leche para compensar la frustración de los minutos invertidos de más en poder cruzar la Avenida de la Estación.

Es cierto que es una vía altamente concurrida en horas puntas, en los que hay que sortear como un esquiador de ‘slalom’, vehículos aparcados en doble fila, y que las obras que afectan al centro y a la carretera de Montserrat puedan influenciar en ciertos aspectos el flujo de tráfico, pero en este miércoles 19 de diciembre, se vivió una escena inusual, a la altura del negocio de compraventa de objetos Cashconverter, que hacía imposible la conducción por el lado izquierdo.

Desde que la conocida franquicia de compraventa llegó a la capital, ha proliferado en sus puertas y alrededores la presencia de individuos que intentan persuadir a los usuarios antes de que entren en la tienda para lanzarles ofertas por su mercancía.

En el día de hoy, el tráfico se ha visto gravemente afectado cuando un vehículo con dos ocupantes comenzó a interactuar con uno de estos 'compradores' de segunda mano en plena calzada. Sin luces de señalización y sin llegar a detenerse por completo, el conductor mantenía una conversación a través de la ventanilla, mostrándole —según denunciaron otros conductores— un objeto.

Cuando la conversación hubo terminado, otro de los habituales de la zona volvía a acercarse al coche, que continuaba su marcha lenta mientras los cláxones componían la banda sonora de la avenida. En esta ocasión, el objeto exhibido fueron unas gafas doradas, repitiendo el mismo modus operandi: acercarse al vehículo, inclinarse sobre la ventanilla bajada y mantener una conversación que ha causado de forma momentánea el caos en el a Avenida de la Estación.