Entre el desierto de Tabernas y el mar Mediterráneo que baña Cabo de Gata, un cortijo austero del siglo XVIII construido por los frailes dominicos desafía el tiempo a pesar de su estado. A escasos kilómetros de Rodalquilar, se levanta uno de los ejemplos más representativos de la arquitectura rural del sudeste oriental español, cuya funcionalidad convivía con la estética formando una unidad autosuficiente para la vida y el trabajo de los campesinos.

El Crimen de Níjar, inspiración para Federico García Lorca

De planta irregular, debido a la adaptabilidad del terreno y a las necesidades del uso agrícola, luce el Cortijo del Fraile, declarado como Bien de Interés Cultural, con un gran patio central al que se accedía a las estancias, muros encalados de mampostería y cubiertas de teja árabe. Su nombre, su historia y su arquitectura lo han convertido en símbolo de la cultura popular almeriense y escenario de Bodas de Sangre, una de las obras literarias más importantes del poeta y dramaturgo Federico García Lorca. 

La noticia fue publicada en el diario ABC el 25 de julio de 1928 y trataba de un misterioso crimen que se había producido la madrugada del 22 al 23 de julio de 1928, día en el que debía tener lugar una boda en un cortijo de Níjar. Pasaban las horas y la novia no se presentaba, así que varios de los invitados decidieron volver andando a casa. En el camino de regreso, uno de ellos se topó con el cadáver ensangrentado del primo de la novia. El resto de la trágica historia, le invito a que lo lea usted mismo. Merece la pena.

Esta vivienda de uso agrícola fue escenario del crimen de Níjar en 1928, cuando una mujer huyó el día de su boda y su amante, junto a familiares, mataron al novio. Este suceso pasional conmocionó a los almerienses de la época e inspiró al granadino para escribir su obra en 1933, en la que explora temas poco baladís como el amor, la pasión y la tragedia, basándose en esta historia real acaecida en la provincia de Almería. 

Sergio Leone y el Cortijo del Fraile

El director italiano Sergio Leone, conocido por sus spaghetti westers, rodó varias escenas en Almería en los años 60 y 70, aprovechando los paisajes desérticos y áridos del sur de España. El Cabo de Gata supuso un abanico de posibilidades para simular los escenarios del oeste estadounidense. Y, como no podría ser de otra manera, el Cortijo del Fraile, apareció gracias a su estética desangelada y dramática acompañada de una gran sensación de aislamiento. 

Entre las producciones más destacas que han utilizado el cortijo como escenario cinematográfico se encuentra "La muerte tenía un precio", de 1965. Uno de los títulos más emblemáticos del género. Otra colaboración de Leone, considerada una de las mejores de la historia del cine, esa es, sin lugar a dudas "El bueno, el feo y el malo", de 1966.