El pueblo blanco de interior en Almería: de arquitectura popular troglodita y con una monumental iglesia
Se le conoce popularmente como el “Pueblo o Villa de la Naranja” debido a sus extensas plantaciones que bordean el río Andarax

Casa Cueva en Gádor (Almería)
Asentado en las faldas de la sierra de su mismo nombre, su paisaje está lleno de valles naranjas con pequeñas casas blancas de labor que cuajan de estrellas el paisaje. Frente a sí se alza Sierra Alhamilla, que fulge el atardecer en combustión violeta.
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A día de hoy, la extensión de Gádor es de casi 56 kilómetros cuadrados, una altitud de 173 metros y, en la actualidad, el pueblo tiene unos 2.500 habitantes, aunque su máxima densidad la alcanzó en el ceso de 1910 con 3.254 habitantes. Todo ello con la ventaja de que se encuentra a unos 20 kilómetros de la capital almeriense.

La figura del "Buen Pastor" de Gádor, en Almería
De la colonización romana han quedado importantísimos restos, como son los dos fragmentos de la estatua del Buen Pastor de Quiciliana, que ilustran la existencia de una población paleocristiana en la zona fechada en el siglo IV. Sin embargo, de la época árabe han quedado los sistemas de regadío, y los restos de la fortaleza de Mondújar (el castillejo), que defendía el paso de la pedanías de Panleca, Quiciliana, Jacalgarín y Rabanillo.
La Iglesia del Rosario corona el valle
Entre 1768 y 1780 se construye la nueva iglesia parroquial, debido a sus sucesivos proyectos de Vicente Sánchez, Manuel Ramos y del conocido Ventura Rodríguez. Mezcla esta arquitectura barroco y neoclásico por erigirse en una época de transición entre los dos estilos, logrando ser unas de las iglesias más monumentales de la provincia.

Cuevas antiguas con puertas de colores en Gádor
El pueblo de Gádor cuenta con un entorno de oasis y desiertos deslumbrantes y una arquitectura popular troglodita interesantísima. Por ejemplo, paseando por calles como Calle Cuevas o Calle Cerro, aún se aprecian muchas cuevas antiguas, algunas con puertas de colores y chimeneas saliendo de la tierra.

Foto representativa de la casa cueva en Gádor
También en el Cerro de las Cruces, una zona alta con vistas al pueblo donde hay varias cuevas semiocultas entre la vegetación. Estas casas cueva son un ejemplo claro de cómo el ser humano ha sabido adaptarse al entorno para vivir con pocos recursos y gran eficiencia climática. De hecho, algunas de estas cuevas sirvieron como refugio durante la Guerra Civil Española, por su capacidad de camuflaje y protección.
Se construían mayoritariamente a mano, reforzando el interior con yeso o cal, y disponiendo de una distribución tipo dúplex o con varias estancias internas conectadas