En tiempos estivales, Almería es sinónimo de playas paradisíacas, aguas azul turquesa, sol intenso y mucha sal. Así es como se vende una provincia cuyo turismo se concentra especialmente en sus costas, pero cuyo interior también tiene mucho que ofrecer. Popular por sus arenales y por ser tierra de cine, lo cierto es que la región cuenta también con escenarios que han servido de inspiración para grandes obras de la literatura española.

Entre dichos escenarios, se encuentra el famoso Cortijo del Fraile, una bella edificación del siglo XVIII que alojó una tragedia que serviría de inspiración al mismísimo Federico García Lorca. Famoso tanto por su valor literario, por su vinculación con la obra Bodas de Sangre, del poeta granadino; o con Puñal de Claveles, de Carmen de Burgos; es el inicio de una de las rutas de senderismo más recomendables para este verano, tanto si eres turista como si no.

Con nombre literario

La ruta, de 7,7 kilómetros de distancia, y de una duración aproximada de 3 horas, es apta para senderistas de todos los niveles gracias a su escaso desnivel (64 metros) y por el tipo de camino que sigue (carril o pista). Pero lo más interesante de este sendero es sin duda su escenario: en pleno Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, ofrece una variedad de paisajes que combinan terreno montañoso con llanuras agrícolas y espacios naturales.

El sendero arranca junto al Cortijo del Fraile, enclave cargado de simbolismo y memoria trágica al cometerse durante la noche del 22 de julio de 1928 el conocido como Crimen de Níjar. El edificio es uno de los hitos más valiosos del parque, y es que su arquitectura tradicional almeriense se conserva en elementos como la capilla, la cripta, los patios con arcos, los pozos, los aljibes, las cuadras y los almacenes; todo rodeado de campos agrícolas donde aún se cultivan hortalizas.

La historia y estética del lugar captaron también la atención de un gran director cinematográfico: el monumento fue localización así de clásicos como La muerte tenía un precio y El bueno, el feo y el malo, de Sergio Leone.

La ruta continúa por paisajes áridos y ondulados, donde los aljibes de bóveda, herencia de época romana, dan cuenta del ingenio tradicional para recoger el agua de lluvia en un entorno de escasez hídrica. Estas construcciones estratégicas servían tanto para el consumo humano como para abrevar al ganado, y aún hoy se pueden observar integradas en el paisaje.

Siguiendo el recorrido, el Cortijo Montano ofrece una parada cultural donde un panel informativo destalla las ventajas de la arquitectura popular frente al clima extremo; y un poco más adelante se alza otro de los edificios protagonistas de este itinerario: El Cortijo del Hornillo. 

Mandado construir también por los Frailes Dominicos en el siglo XVIII y confiscado por el Estado a raíz de las amortizaciones de Mendizábal en 1836. Su nombre hace referencia al horno de pan que albergaba en su interior, hoy testigo silencioso del paso del tiempo y del éxodo rural que despobló estas tierras tras el fin del boom minero.

Un itinerario con vegetación autóctona

Plantas tan características de la zona como el esparto, el palmito y la albaida harán de compañeros silenciosos durante todo el recorrido. De la misma forma, los olivares, las retamas y las hileras de lechugas, coliflores, apios y repollos se irán alternando con las áreas más montañosas para construir un paisaje multicolor tan variado como la fauna que lo habita: jabalíes, jinetas, tejones, carracas, alondras y un sinfín de animales hacen de esta una ruta muy especial.

El punto de partida del sendero es el núcleo urbano de Los Albaricoques, desde donde una pista hormigonada conduce hasta un aparcamiento de unas 20 plazas junto al Cortijo del Fraile. Desde ahí se inicia el recorrido, que se conecta con otros senderos señalizados del parque como el S08 Requena, el S09 Cerro del Cinto (la versión corta) o el S10 Cerro del Cinto (la versión extendida). 

Este camino no solo ofrece un viaje por algunos de los paisajes más genuinos del sureste español, sino también una inmersión en la historia, la literatura, la arquitectura rural y la memoria colectiva de Almería; un sendero donde cada paso resuena con ecos de tragedia y naturaleza.