La Voz de Almeria

Cultura

Martirio y Chano Domínguez en Almería: jazz, copla y por tanto punk

"La iniciativa de transformar el Cable Inglés en algo más que un mirador no podía haber resultado más afortunada"

Chano Domínguez y Martirio, durante su concierto del pasado viernes 22 de agosto en el Cable Inglés.

Chano Domínguez y Martirio, durante su concierto del pasado viernes 22 de agosto en el Cable Inglés.Carmen K. Salmerón

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La iniciativa de transformar el Cable Inglés en algo más que un mirador no podía haber resultado más afortunada. En las noches tórridas del verano, nada se agradece tanto como un concierto flotando sobre el mar. La brisa salada, el perfume del salitre, los barcos tímidos entrando por la bocana, componen una ambientación irrepetible. El del pasado viernes fue sencillamente inolvidable: intimista, delicado, sabio y chispeante. Martirio y Chano Domínguez, cómplices desde los años ochenta junto a Kiko Veneno, han tejido una alianza que los convierte en chamanes capaces de hipnotizar a los fieles de esa singular liturgia que mezcla copla y jazz.

El ansiado concierto, con las entradas agotadas desde el mismo anuncio, comenzó apenas un cuarto de hora más tarde de lo previsto. Llegar hasta el escenario exige un paseo de quince minutos fascinantes sobre el mar, que ya prepara el espíritu. La llegada al entarimado del dúo fue celebrada con una ovación bien hermosa: el público, en pie, abarrotaba el recinto.

El ritual lo abrió Chano, jazzman de alma flamenca – o viceversa -; Martirio tomó el testigo con la clásica Yo soy esa, reinventada con la libertad de su estilo particular que tanto atrae al público década tras década. Y así empezó la comunión con unos feligreses rendidos. Entre agradecimientos a los organizadores y comentarios sobre la magia del entorno, Martirio advirtió que la copla es “una eclosión de metáforas tan extremas que la hacen punk”.

El público, prudente, intentó contener la algarabía ante sus divinidades, aunque no pudo evitar sonrisas cómplices. Sonaron Dicen, Te lo juro yo, Alma mía, Si me pudieras querer… En Se equivocó la paloma, Martirio detuvo el tiempo con una reflexión elegante sobre cultura, historia y memoria a la hora de votar. La cantante, maestra del ingenio, regaló un monólogo hilarante y mordaz de cuatro minutos sobre “el hombre reo”, a la hora de presentar la copla Con Mi marío. El histrionismo de ambos desató carcajadas a mandíbula batiente.

Hubo perlas inigualables: la zambra inmortalizada por Miguel de Molina, Bien pagá, convertida en una transgresión juguetona al interpretarla ¡en inglés!

Oro molido con destellos de diamante rosa escarchado: eso degustamos de Martirio y Chano Domínguez.

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