La genialidad de lo cotidiano
La Obra Social La Caixa expone en la Rambla ‘Héroes ocultos’ que reivindica el legado de inventores desconocidos
Los usamos a diario. Nos hacen la vida más fácil. Sin ellos la rutina sería una sucesión de pequeños desastres. Sin embargo, pocos reparan en que antes de inventarse eran sólo una idea en la mente de un hombre más o menos común. Proyectos que más tarde revolucionarían a la sociedad de su tiempo o serían recibidos con tibieza, pero que los años y, sobre todo, su utilidad han puesto en su lugar. Porque representan la genialidad de lo cotidiano.
El lápiz, la tirita, la cremallera, el clip, el velcro, el taco de pared, el mosquetón, el paraguas, el portalatas, la piza de la ropa y el sacacorchos son algunos de los 27 inventos que reúne ‘Héroes ocultos’, la exposición de la Obra Social La Caixa que puede verse desde ayer miércoles, y hasta el 28 de junio, en una carpa instalada en la Rambla de Almería, a la altura del Mirador.
Esos ‘Héroes ocultos’ no son otros que los inventores que en su día crearon estos pequeños utensilios o herramientas fundamentales, sobre todo, en el ámbito doméstico y que hoy, en su mayoría, son completos desconocidos.
Entre esos hombres ingeniosos están Fielding y Marc Chavannes, que a finales de la década de los 50 tuvieron la impresión de que las nubes amortiguaban el descenso de un aparato antes del aterrizaje. De esa anécdota surgió la idea de usar el aire, sellado dentro de una película de plástico, como material de embalaje. Es lo que hoy conocemos como el plástico de burbujas.
También es el caso de Gideon Sundbäck, que a principios del XX dedicó siete años a perfeccionar el funcionamiento de la cremallera, que aún hoy es un misterio para muchos.
En ‘Héroes ocultos. Inventos geniales. Objetos cotidianos’, el visitante encontrará 27 cajas que presentan de forma didáctica una selección de estos utensilios, junto a la explicación de cómo se crearon y quién lo hizo. Al final, se ha dispuesto un espacio para la educación y el emprendimiento, ‘CaixaLab Experience’.
“Empezamos a traer exposiciones a Almería en el año 94 y desde 2007 no habíamos conseguido este magnífico espacio en la Rambla”, apuntó el director de CaixaBank en Andalucía Oriental y Murcia, Juan Ignacio Zafra, durante la inauguración.
El alcalde de la capital, Ramón Fernández-Pacheco, aseguró que unas 17.000 personas pasaron por la última muestra de la entidad en la ciudad. “Ojalá que superemos esa cifra, quién sabe si entre los visitantes habrá algún futuro inventor”, afirmó.
Inventos ‘made in Spain’
El botijo es una vasija de barro porosa conocida en todo el Mediterráneo. Se usa para almacenar y refrescar el agua hasta diez grados. No tiene inventor, sino que se trata de un objeto genérico basado en el conocimiento acumulado a lo largo de los siglos.
Manuel Jalón, ingeniero aeronáutico español, diseñó en 1964 un artilugio que sustituiría al trapo de fregar ordinario: una escoba con flecos de tela con su correspondiente escurridor en forma de cono insertado en un cubo. Este invento, la fregona, permitía escurrir el agua sucia sin mancharse las manos y fregar sin arrodillarse.
Rafael Marquina se inspiró en los recipientes y matraces de laboratorio, los instrumentos más precisos que existen para almacenar y manipular líquidos, para diseñar las aceiteras antigoteo.
En el siglo XVI, los marineros portugueses trajeron el abanico desde Asia. Hasta el siglo XX, fue un símbolo de estatus social y un accesorio indispensable para las damas distinguidas. Con el tiempo, se popularizó hasta convertirse en un elemento característico de la cultura española. A día de hoy, su mayor centro de producción está en Valencia.