Acertó Rubi sentando a Appiah, Ramazani y Sadiq
Ninguno de los tres tuvo su tarde en lo que a efectividad en ataque se refiere

Calentamiento del Almería en Burgos.
A estas alturas de la temporada cuando la entidad rojiblanca se está jugando el ser o no ser de Primera no es el momento de ser demasiado meticuloso ni crítico con el juego del equipo, sino alabar que hayan sido capaces de conseguir hacerle dos goles en su campo al Burgos, cosa que ningún otro equipo de la categoría había conseguido hasta ayer, y de mantener su meta a cero por segunda jornada consecutiva.
Los triunfos, como los goles, no se merecen. Se logran o nó. En un partido igualado en el que el Burgos dio toda una lección de deportividad cuando nada se jugaba, los nuestros realizaron un partido muy serio, recurriendo al tópico se pude de decir que se pusieron el mono de trabajo y finalmente lograron una gran victoria que puede ser el brillante comienzo de un final feliz para la fiel hinchada rojiblanca.
Balance
Como suele ser habitual el partido comenzó con las habituales dudas defensivas del equipo. A los siete minutos de iniciado el choque los locales ya habían dispuesto de tres claras opciones de gol y Fernando había tenido que realizar una gran intervención ante Ernesto, el mejor local en la primera parte, al conseguir ser indetestable para los defensores almerienses.
Pero poco a poco la tortilla se dio la vuelta con la decisiva intervención de Sadiq. El primer aviso no tuvo premio porque Appiah controló mal. Pero en la segunda oportunidad el receptor de la asistencia nigeriano fue Robertone y éste no perdonó. Babic salvó en la linea de gol el empate tres minutos después y a partir de ese momento sucesión de errores de uno y otro equipo que llegaban pero no definían.
Análisis
Pero allí estaba Robertone para demostrar que era su tarde y cuando el duelo se dirigía al intermedio aprovecho un saque de esquina para lanzarlo cerrado al primer palo y provocar que un defensor local, Grego Sierra, lo metiera en su propia meta. Su pegada marcó la diferencia.
Estaba claro que el partido no estaba sentenciado. El Burgos tuvo opciones para meterse en el partido, gol anulado incluido, y el Almería para hacer el tercero, pero no fue la noche de los tres puntas almerienses que estuvieron francamente desacertados a la hora de la verdad, ni de los delanteros locales.
A punto de llegar al noventa Fernando detuvo un penalti lanzado por Valcarce y su posterior remate a bocajarro.
Acertó Rubi sentando a Appiah, Ramazani y Sadiq porque ninguno de los tres tuvo su tarde en lo que a efectividad en ataque se refiere.
Una vez más Pulido Santana demostró que no es amigo de Almería. Su arbitraje fue tremendamente casero pitando una sucesión de faltas laterales, unas existentes y otras inventadas, que fueron el mejor conducto de los locales hacia los dominios de Fernando. No me gusta este extraño árbitro, aunque finalmente no intervino en el resultado del duelo.