El cubano que eligió Almería: “El futuro de mi familia está aquí"”
El deporte le abrió las puertas de una ciudad que ahora disfruta lleno de felicidad con su mujer y sus dos hijos

Javier Jiménez Scull visitó los estudios de LA VOZ de Almería y Cadena SER para hacer un amplio recorrido por su carrera deportiva.
“Yo tengo mi casa en Cuba, pero mi futuro y el de mi familia está aquí, en Almería”. Una charla con Javier Jiménez Scull (16/11/1989, Matanzas, Cuba), da para muchas páginas. Una persona educada, cercana y con unos valores increíbles. Ha sido jugador de voleibol al más alto nivel, llegando a competir en unos Juegos Olímpicos; trabajó en la pastelería de su tío; ha encontrado su hogar en nuestra ciudad y sus hijos se consideran almerienses. La vida de un cubano que se enamoró de Almería para siempre.
Inicios
Javi nació en Cuba, en una “dictadura con muchas carencias. Había apagones casi todos los días y cuando era pequeño Cuba atravesó una situación durísima. Mis padres hacían lo que podían”. Ya en el colegio, en Primaria practicaba deporte, aunque sin saber aún que su futuro estaría en el voley. En sexto pasaría a la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (EIE), cuando solo tenía 11 años. Entrenaba por las mañanas y estudiaba por las tardes.
Etapas
El crecimiento físico llevó de medir 1,65 metros en sexto a 1,90 en noveno. Allí entró en una prelista para ir a la Selección Nacional de Voley de Cuba. “No me llamaron, y siendo adolescente pues lo pasas mal. Mi madre, que me apoyó en todo, me cambió de escuela”, cuenta Javi a LA VOZ y Cadena SER. Pensó en cambiar el voleibol por el baloncesto, pero solo un año después se decantaría por el voley, pero en la modalidad de playa. Entrenó en La Habana con el combinado cubano.
Exigencias
En Cuba la máxima era que “para jugar había que estudiar. Empecé a la carrera de Deporte en la Universidad. Me citaron para competir en Guatemala donde conseguí plata y oro, aún en voley playa”. Javier, que se ejercitaba en la capital de Cuba, La Habana, decidió regesar a Matanzas: “Si vuelves tienes que aportar a la casa”, dijo su madre. Javier Jiménez tenía entonces 21 años: “Mi Universidad estaba en La Habana y mi pareja también”, recuerda, así que para ayudar en el hogar “me fui a trabajar con mi tío a su pastelería sin dejar el voley. Los martes se iba a La Habana y el jueves volvía a Matanzas".
Gran carrera
Con experiencia en Mundiales, Javier Jiménez fue el primer jugador al que mediante la Federación Cubana le hicieron un contrato en el extranjero, concretamente en Grecia. “Supuestamente tenía que irme en diciembre de 2014 al PAOK de Salónica, pero el visado de turismo le llegó en enero. Me hicieron los papeles para un año”. Giannis Kalmazidis, el entrenador que más lo potenció, le llevó a la Copa de Grecia y la final de los Play Off ante Olympiacos.
Experiencias
Tras dos años de éxito en PAOK, ganando dos Ligas y una Copa, sacó billete para los Juegos Olímpicos de 2016 ganando a Canadá, “que nos había superado en los partidos anteriores”. En Río de Janeiro vivió una de las experiencias “más lindas que hay, pero no disfrutamos tanto como queríamos”. Acabados los Juegos se fue a Italia, pero terminó regresando a Cuba. De ahí a Obras de San Juan (Argentina), acabando entre los máximos anotadores de la competición. Y entonces, "otra vez a PAOK de Salónica".
Familia
“Me había comprado una casa, mi hija tenía un año, y estaba tranquilo. Cuando volví de Grecia no quería saber nada de voleibol. Luego me fue entrando un poco el deseo y la necesidad económica. Me empecé a mover y apareció Saarema, de Estonia. Allí hago un buen campeonato, en 2019, jugamos la final de la Copa y nos remontan al final. En Copa CEV visitamos Almería, ganamos, y creo que si no es por la pandemia hubiéramos ganado en Europa y la Liga”, señala.
Almería
Regresó a Cuba cuando ya había nacido su segundo hijo, “entonces me llama Unicaja Almería y analicé la posibilidad de emigrar con mi familia, porque en mi país abrí los ojos y vi que nunca iba a cambiar a mejor. No quería eso para mi familia”. Las leyes para la inmigración aquí son favorables, “y hablamos la misma lengua. Tuve problemas para obtener el visado y logré firmar en octubre de 2020. Primero vine yo y luego mi familia, ya en marzo de 2021”.
Papeles
Acabó la temporada, sus papeles expiraron, pero el club le renovó el contrato. “Mi familia ya se quedó en Almería porque teníamos claro que a Cuba no volvíamos”, apunta. Ganó la Superliga y “me llega una oferta de Pafiakos, de Chipre. Entrené 15 días pero los papeles expiraron otra vez y tuve que volver a Almería. Perdí ese contrato. A mitad de campaña firmé con Unicaja, que me hizo la documentación de nuevo”. En 2023 se fue a Craiova (Rumanía), aunque su familia se quedó aquí.
Los pequeños
Javier Jiménez empezó a pensar en dejar el voleibol: “No me salieron proyectos que me llamaran la atención porque mis hijos van creciendo, con 7 y 5 años, y estar lejos te afecta. Llegué a entrenar con Unicaja, en septiembre, pero el cuerpo ya daba señales con pinchazos en la cadera, la rodilla… y dije que hasta aquí mi carrera con 35 años”. Para el cubano la mentalidad es clara: “Puedes seguir y ganar más dinero, pero hay cosas que no se compran. Mis hijos ya tienen amigos en Almería, han crecido aquí. El voleibol no es la panacea, y vivo como un trabajador más. Yo tengo mi casa en Cuba, aunque el futuro está aquí en Almería”.
Amigos
Ver a sus hijos crecer en Almería, con su grupo de amigos, y aprendiendo cada segundo de la vida, es un premio para Javier Jiménez: “Están adaptados, en su escuela, disfrutan con sus amigos, y cuando hablo con la gente decimos que nuestros hijos con españoles. Mi hija vino con 4 años y mi hijo con un año y medio. Ellos sienten el acento de España. Aquí he aprendido a respetar la opinión de otros porque en Cuba no se hace así. Recordad aquella huelga de camioneros con desabastecimiento de algunos productos y la gente se puso nerviosa. Yo me preguntaba, ¿de qué se quejan? Con lo que yo he pasado en Cuba aquí es una maravilla. Y ya no digo de tener un coche”.
Presente
Jiménez es actualmente trabajador en Cooperación 2005, que lleva la conserjería de las instalaciones del Patronato Municipal de Deportes. “Las diferencias son grandes. Aquí somos afortunados de vivir en democracia, que no hay escasez de nada. Mi madre está cobrando poquísimo allí en Cuba. Valoro ir a cualquier establecimiento y comprar lo que me hace falta, mientras que en Cuba existían problemas de desabastecimiento”.
Bondades
En sus ratos libres nada mejor que disfrutar de Almería: “Somos de ir a Loquilandia, en Huércal, darnos vueltas en bicicleta los cuatro… Mis hijos se lo pasan de cine en Almería y como padres eso nos llena mucho. Por ejemplo, en Cuba no había tradición de Santa Claus ni Papá Noel y aquí ya hacen sus cartas. Almería tiene una calidad de vida increíble, con playa, buen clima. Orgulloso de ser cubano y residir en esta tierra”.
Cierra su entrevista Javier Jiménez con una reflexión: “Mis hijos harán su camino y yo intentaré estar con ellos siempre, que sientan mi presencia”.