Habla la familia de Antonio Campos tras el crimen: "O fue un robo o lo mataron porque era muy devoto"
Encarna Gándara, cuñada del fallecido, pide que se haga justicia con el responsable de la muerte del historiador virgitano

Encarna, cuñada de Antonio Campos (segunda por la izquierda), junto al alcalde de Berja y los hermanos del fallecido.
Con la voz entrecortada, a pesar de que ya han pasado casi dos semanas desde que apareció el cadáver del historiador virgitano Antonio Campos, Encarna Gándara, la cuñada del fallecido, sigue en estado de shock. Ella y el resto de la familia del funcionario del Ayuntamiento de El Ejido cuyo cuerpo sin vida apareció en el maletero de su propio coche en la calle Mirasol de la barriada ejidense de San Agustín.
Las preguntas se amontonan en su cabeza para intentar dar una respuesta coherente a qué ocurrió la noche del sábado 28 de septiembre después de que Campos fuera visto por última vez, sobre las 21:00 horas, en la localidad de Berja. Pero, por el momento, no hay respuestas. Ni respuestas, ni apoyo institucional para una familia desgarrada por un crimen, para una madre de 86 años a la que sus hijos no han podido contarle la verdad: su hijo, su Antonio, no murió de un derrame cerebral, lo mataron a golpes.
Y, casi dos semanas después, el único hilo del que pueden tirar es de H., un joven veiteañero de origen marroquí que es, hasta el momento, el único detenido por el macabro crimen ocurrido en El Ejido.
¿Cómo se encuentran?
Aún estamos intentando asimilar todo lo que ha pasado. Lo intentamos porque no se puede asimilar del todo. Nos seguimos preguntando el por qué de esta situación, intentando ubicarnos, buscando el motivo que pudo llevar a esta persona a cometer un crimen así.
La aceptación de lo ocurrido va por fases. ¿Han llegado ya al duelo?
Seguimos en estado de shock. Saber lo que sucedió te pilla en fuera de juego y lo mismo un día parece que lo estamos asimilando, que a los pocos minutos vuelves a romperte. Un día tras otro así, porque vuelves a caer, a pesar de que el sábado ya hace dos semanas.
Y sin saber qué ha podido pasar.
Estamos esperando a que nos llame la Unidad de Policía Judicial de la Guardia Civil y que se levante el secreto de sumario para saber qué ocurrió en realidad.
¿Reciben apoyo?
Por parte de los investigadores el apoyo es continuo. La comunicación es constante, diaria, y nos arropan moralmente. No podemos decir otra cosa, son espléndidos. Pero de las instituciones el respaldo es nulo, nadie se ha puesto en contacto con nosotros, nadie nos ha ofrecido apoyo psicológico y tan solo el Ayuntamiento de Berja nos ha tendido su mano.
Mantienen que no existía ningún tipo de relación entre Antonio y H., el joven enviado a prisión como presunto autor del crimen.
Esa persona no tenía ningún tipo de vínculo ni con Antonio ni con la familia. Solo sabemos de él que no quiso declarar. Nos citaron los investigadores y nos explicaron que se acogió a su derecho a no declarar.
¿Piensan que fue un robo?
No lo sabemos, pero sí que es lo que pensamos. Necesitamos saber la verdad, conocer si se llevaron las pertenencias de Antonio, si le falta alguna tarjeta... Porque no lo sabemos con exactitud. Nosotros seguimos pensando que pudo ser un robo, pero no sabemos si a lo mejor lo mataron por que él era muy devoto, muy dado al tema religioso. Lo que sí podemos decir es que no existe ningún vínculo del detenido con la familia y que fuera por lo que fuera, esta muerte no tiene ni pies ni cabeza. No tiene ningún tipo de justificación para llevarse una vida como se la han llevado.
¿Están investigando en su círculo cercano?
En todo momento se le ha dicho a la Policía Judicial todo lo que nos han preguntado. Se les han dado nombres y números de teléfonos de todo el mundo, de sus amigos, de la última persona con la que habló, del último contacto al que no respondió al WhatsApp, de la persona con la que había quedado para ir a Granada...
Ustedes encontraron el vehículo. ¿Cómo llegaron hasta él?
Sí, fuimos nosotros los que dimos con su coche en esa calle de San Agustín. A través del correo electrónico de Antonio pudimos saber que el rastro de su teléfono móvil se perdió en esa calle, no sabemos si porque se apagó, si se lo robaron o si se rompió. Llevábamos muchas horas buscándolo, fuimos a Granada, mirando en los quitamiedos, en cualquier lugar que pudiera estar y finalmente encontramos el coche en la calle Mirasol de San Agustín.
¿Qué les hizo ponerse en alerta y pensar que podía haberle pasado algo?
Él era una persona muy meticulosa con su agenda, que estaba siempre 10 minutos antes de la hora a la que había quedado. No se levantaba tarde, madrugaba bastante y cuando vimos que el domingo no teníamos respuesta nos preocupamos. A su madre le dijimos que se habría quedado sin batería, pero por dentro sabíamos que no era normal. Para él ir a la procesión de la Virgen de las Angustias era una visita obligada cada año.
Su madre sigue sin saber qué le ocurrió a su hijo.
Sí, no hemos podido decírselo, le destrozaríamos la vida. Su madre tiene 86 años y ya está mal sabiendo que se ha muerto su hijo, imagina que se entera de cómo ha sido. Le hemos dicho que murió de un infarto cerebral.
¿Cuál es el último recuerdo que tienen de Antonio?
Ese mismo sábado. Había estado en Castala para llevar a cabo una de sus investigaciones y recabar información de algunas persona que vivían en esta zona de Berja, porque estaba terminando de redactar un libro que pronto iba a ver la luz. Ese es el último recuerdo, de él como historiador, de una persona que siempre se estaba formando, buscando documentos para sus investigaciones... Antonio era, bueno es, un hombre muy estudiado y muy meticuloso en su trabajo.