Con apenas 15 minutos por episodio, estética minimalista y una pareja protagonista que parece sacada de cualquier barrio, Poquita fe se convirtió en uno de los fenómenos televisivos más comentados del último año. La ficción creada por Pepón Montero y Juan Maidagán conquistó a crítica y público, logrando el Premio Ondas y el Premio Feroz a la mejor serie de comedia. Ahora vuelve con su segunda temporada, disponible desde este jueves en Movistar Plus+, y lo hace con un tema muy reconocible para muchos hogares: la crisis de la vivienda.

Los creadores no dudan en destacar el papel fundamental de sus protagonistas, Raúl Cimas y Esperanza Pedreño, que ya forman parte del alma de la serie. “Pensamos en ellos desde el principio. Hicimos un piloto para ver si lo vendíamos. Conocíamos a Cimas de vista y le abordamos un día por la calle”, recuerda Montero. “Lo habíamos visto en Extraterrestre, de Nacho Vigalondo, y dijimos: este puede ser el personaje”. Sobre Pedreño lo tenían aún más claro: “Siempre pensamos en ella. La conocíamos de Cámara Café. Es única, de otro planeta”.

Para Maidagán, la clave de su éxito reside en la naturalidad: “Los dos tienen esa cosa de parecer completamente normales, pero con algo muy particular. Parte del éxito es que el público los ve como gente cercana”. Esa cercanía, unida a diálogos frescos y situaciones absurdas, ha marcado la personalidad de Poquita fe.

La serie, que juega con lo cotidiano y lo absurdo, bebe de anécdotas reales pero siempre desde la ficción. “Una vez vimos al hermano de Juan en Google Maps en dos sitios distintos de la calle, y a partir de ahí construimos una historia. Nos gusta que, aunque sea un disparate, siempre pise suelo”, explica Montero.

En esta nueva temporada, Berta y José Ramón pierden su casa y acaban viviendo con los suegros, una situación tan incómoda como común en la vida real. Montero lo resume así: “Ahora hay ocho capítulos, no doce. La temporada tiene un reloj a la inversa, una progresión distinta. Creo que tiene un poquito más de ritmo que la primera”.

Poquita fe regresa con más mala sombra, más ingenio y, sobre todo, con el reto de confirmar que sigue siendo una de las comedias más originales de la televisión actual.