“Si por algo se nos caracteriza a los ciclistas es por lo cabezones que somos”, explica Juan Terrones. Es por ello que este joven pulpileño de 30 años se propuso como “reto personal” subir a la cima más alta de la Península Ibérica, el Mulhacén, una hazaña nunca antes conseguida. Y así fue. El pasado 23 de julio, Juan Terrones, junto a cuatro compañeros, comenzó lo que hasta ahora no había conseguido ningún deportista.

Más de doce horas sin descanso fue lo que tardó este joven ciclista, vecino de Pulpí, en coronar la cima del Mulhacén a 3.478 metros de altitud desde que iniciase el recorrido en la localidad granadina de Motril. “Yo ya había subido antes en bici al Mulhacén, pero no fue lo que esperaba”, cuenta Terrones. Y es que los últimos diez kilómetros no fueron nada fáciles. “Desde que hace unos años se convirtió esa zona en Parque Natural, solo se puede subir andando, así que tuve que ir con la bici a cuestas, sufriendo mucho y sin agua, pero ‘amorré’ la cabeza y hasta que lo conseguí”. El camino de vuelta fue en cuatro horas por Siete Lagunas hasta Trevelez.

El recorrido fue duro. Era él solo, sus compañeros se quedaron atras, y más de 3.400 metros de subida, pero los más de 20 años que lleva subido a la bicicleta le han servido para conseguir lo que celebra hoy. “No tuve que hacer ningún entrenamiento especial, solo intensificar un poco más lo que hago diariamente los últimos tres meses”, cuenta.

20 años montando en bici

Juan Terrones tiene una larga trayectoria: más de 20 años montando en bici, ocho de ellos compitiendo y cuatro formando parte de un equipo profesional. Sin embargo, este joven busca ahora nuevos retos. “Llevo toda la vida compitiendo, pero ahora me apetece buscar retos personales y sobrepasar los límites”, indica el deportista a LA VOZ. Y esto es justamente lo que ha conseguido hacer con la subida al Mulhacén. “Creo que es algo que nadie haría. Es poner el cuerpo al límite y aclimatarse muy bien, ya que empiezas sobre el nivel del mar y terminas a más de 3.400 metros, todo eso sin descanso”, explica Terrones.

Este joven ciclista iba preparado para cualquier imprevisto. “Conozco bien este mundo, tengo un negocio de bicicletas, asi que en mi mochila no faltó una cadena de respuesto, por si se partía, agua, comida y una cámara. Así que subía o subía”, bromea. El esfuerzo físico es inmenso, por eso Terrones explica que la alimentación es importantísima. “La dieta se basa en hidratos. No puedes privarte de nada porque si no te quedas sin gasolina”, comenta.

Acaba de conseguir lo que ningún deportista ha hecho y ya está pesando en su siguiente reto: el Camino de Santigo desde la localidad de Pulpí. Y es que para el año que viene tienen previsto emprender esta aventura de más de 1.150 metros en diez días.

Terrones compartió esta aventura con otros cuatro compañeros más: Cristóbal Caparrós, Francisco Asensio, José Caparros y Paco Rodríguez. Sin embargo, estos consiguieron llegar a la cima pero en trece horas, una hora más que él.