Manuel Haro, el hombre que alimentó a cientos de vecinos, cuelga los cuchillos 45 años después
Celebrará una gran fiesta de jubilación y de agradecimiento a todos sus fieles clientes

Manuel Haro, en la carnicería junto a su mujer, Isabel Portillo, y su sucesora, África Ruíz-López.
Después de más cuatro décadas de esfuerzo y mucho trabajo, Manuel Haro se despide de su carnicería en Cuevas del Almanzora. Un negocio que comenzó tras regresar del servicio militar en 1981 y que se ha convertido en un referente en el pueblo para los vecinos y clientes. Ahora, casi 45 años después, Manuel pone fin a su carrera profesional.
Para despedirse después de tanto tiempo dando de comer carne de primerísima calidad y sabor a los vecinos cuevanos, el dueño de la carnicería se prepara para celebrar su jubilación por todo lo alto. Para ello, ha organizado una gran fiesta en la calle: para despedirse y como símbolo de agradecimiento a todos aquellos que lo han acompañado cada día en esa misma ubicación. Un rincón del pueblo cuevano al que tantos años han acudido cientos de vecinas y vecinos para llevarse a casa unos deliciosos embutidos, entre otros productos que tanta demanda tenía. Siempre que los sirviera Manuel, eso sí.
Una vida dedicada a la carnicería
“Recién llegado de la mili, le propuse a mi mujer que si me ayudaba a montar la carnicería y me dijo que sí. Y ahí empezamos”, recuerda Manuel. Pero los inicios de la ya famosa carnicería ‘Manolo Haro’ en realidad no fueron en Cuevas del Almanzora. Manuel montó, junto a su mujer, Isabel Portillo, por primera vez la carnicería en la pedanía cuevana de Villaricos, después se mudaron a la Plaza de Abastos, en el corazón del pueblo, donde empezaron “de la nada” con un puesto que tuvieron que ayudar pagarlo su cuñado y su hermana. Pero con trabajo y constancia lograron prosperar y en 1990 compraron en el local donde siguen a día de hoy.
Además del local, el negocio también fue evolucionando con los años. “Antes solo vendíamos charcutería y carnicería, pero con el tiempo la gente te va pidiendo más cosas y ahora hay casi de todo”. A pesar de ello, no tienen un producto que se venda más por encima del resto. En general, los embutidos “que se venden por igual”.
"Hacemos nuestros propios embutidos. Lo hacemos todo por la mañana, nos levantamos a las 6:00"
Unos embutidos que, si son lo que más se venden, tienen que tener algo diferente. “Nosotros hacemos todos los embutidos: morcilla, blanco, chorizo…”, cuenta su mujer. Algo que el propio Manuel recordaba: “Antes se mataba en las casas, ahora ya viene de otra manera, tienes que ir al matadero y te lo dan todo”. Pero ellos no dejan de lado sus tradiciones y siguen fabricando sus propios embutidos: “Lo hacemos todo por la mañana, nos levantamos a las 6” cuenta Isabel.
Una fiesta de despedida y de agradecimiento
Aunque ahora, 45 años después, toca despedirse. Manuel ha decidido organizar una gran fiesta en la calle justo donde se ubica la carnicería, una calle en pleno centro de Cuevas del Almanzora, y será un evento en el que calcula que acudirán alrededor de unas 200 personas.
Habrá comida y bebida para todos: cerveza, vino, Coca-Cola, Fanta… y comida para todos los gustos, pero por supuesto no podían faltar los productos hechos por ellos: ese chorizo, salchichón, lomo, morcilla, blanca, jamón, queso, empanadas, más picoteo y tortillas de patatas. Para finalizar, unos dulces. Todo acompañado por música en directo, por si no fuera suficiente con los deliciosos manjares.
Todo el mundo está invitado a esta fiesta… o casi todo. Amigos y clientes y, cómo no, familiares, pueden acudir a la fiesta de jubilación de Manuel. Por ello tiene un cartel en la vitrina de la carnicería que avisa del evento especial: para que todos sus clientes se enteren.
“Es una fiesta que hago yo, lo pago yo todo y lo hago porque quiero” cuenta Manuel. Es una manera, también, de agradecerles todo este tiempo que lo han acompañado: “Lo que tenemos también es del pueblo y de la gente que ha venido de fuera a comprar, por eso les quiero agradecer a todos”.
"Es una fiesta que hago yo, lo pago yo todo y lo hago porque quiero. Es una forma de agradecer a todo el mundo"
Pero la fiesta no terminará aquí, solo ha sido el aperitivo. Después de pasar un buen rato con amigos y familiares, tras la cena, la fiesta continuará en el Pub Saxo para los que aún sigan con ganas de celebrar.
El futuro de la carnicería
Manuel lo tenía claro: “No quería cerrar la carnicería, sino me hubiera jubilado el año pasado”. Este año ha dado el paso porque ha aparecido su, todavía, compañera de trabajo: África Ruíz-López. Desde hace cuatro meses trabaja junto a Manuel y ahora ella será la que se haga cargo de la carnicería ‘Manolo Haro’, que seguirá exactamente igual que hasta ahora, aunque sin ver a Manuel todos los días.
Ahora, África tiene un reto por delante: “Me lo ha puesto muy fácil pero muy difícil a la vez, ahora tengo que seguir con el listón que él ha dejado” cuenta entre risas. Pero Manuel no duda de ella y confía en que el negocio seguirá funcionando: “Lo único que tiene hacer es seguir trabajando”.
Manuel dejará de estar presente en la carnicería a partir del 27 de febrero, pero Isabel, su esposa, continuará un año más antes de jubilarse. Y junto a África, continuarán haciendo embutido “para que ella siga la tradición que nosotros dejamos”. La intención de Manuel es que no cambie nada y que “todo siga igual que lo hemos dejado”.
"No quería ver el local de la carnicería cerrado, sino me hubiera jubilado el año pasado"
Después de la jubilación
Él no tiene miedo al retiro de la carnicería, asegura que “siempre he tenido claro que detrás de la barra no me iba a morir, tiene que llegar el momento en que te tienes que quitar y dejar paso”. Aunque es cierto que ahora, en sus últimos días, reconoce que siente “esa cosilla” al dejar atrás tantos años de trabajo.
Algunos de sus clientes más fieles han intentado convencerlo de lo contrario. Le dicen: “No te jubiles, ¿y ahora qué vamos a hacer? Si a mí me gustaba esto” y él les contestaba: “No te preocupes que va a seguir igual”.
El 27 de febrero será la fecha oficial de la jubilación de Manuel, que podrá dedicar más tiempo a sus otras pasiones: “Tengo mis coches antiguos, mis motos antiguas… Me gusta mucho la mecánica. Tengo un taller con toda clase de herramientas porque me encanta. Me pongo mi música y puedo pasar tres o cuatro horas allí”, cuenta.
De hecho, ya antes él mismo ha restaurado una moto antigua por completo, aunque también trabaja con bicicletas e incluso se anima con la carpintería, algo que no se le debe de dar mal: “Me hago mis percheros y todas esas historias. No hago más cosas porque no tengo tiempo”.
Después de la fiesta, Manuel e Isabel se irán por primera vez a conocer la capital de España, Madrid, para celebrar sus cumpleaños. “El martes yo cumplo 66 años y mi mujer cumple 64 el viernes”, cuenta. Eso sí, aunque se retire, no piensa olvidarse del todo de su negocio: “Después de jubilarme, pues yo también tendré que venir aquí a comprar”, dice entre risas.

Manuel abrió la carnicería desde sus inicios junto a su mujer, Isabel.
Así, el sábado 22 de febrero, Manuel Haro se despide con el reconocimiento de todo un pueblo que ha sido su casa durante más de 40 años y con la satisfacción de haber construido un negocio que seguirá vivo en Cuevas del Almanzora. Manuel ‘cuelga’ los cuchillos, pero seguirá siendo durante décadas el carnicero de Cuevas del Almanzora.