La Voz de Almeria

Adra

Cuando Pepe Marchena actuó en Adra

Una fotografía hallada en Adra despierta el misterio sobre la visita histórica del ‘Niño de Marchena’

'El Niño Marchena' el primero por la izquierda entre palmas, baile y guitarra.

'El Niño Marchena' el primero por la izquierda entre palmas, baile y guitarra.La Voz

Pepe Cazorla
Publicado por

Creado:

Actualizado:

Dentro del extenso enjambre fotográfico histórico de Adra, un día, me topé con una fotografía, la cual, me llamó la atención. La instantánea estaba colgada en la pared a vista de todos. Me fijé en sus caras, sobre todo en una de ellas y me dejó en dudas si podía ser uno de ellos quien yo creía; el: 'Niño de Marchena'. 

He enseñado la fotografía a gente autorizada dentro del mundo del flamenco y coincidimos que pudiera tratarse del marchenero en sus años mozos. Por las vestimentas, éstas, nos transportan a los años 20 y 30 del siglo pasado. 

Desconozco si la fotografía está realizada en Adra y quien fue su autor (fotógrafo). Lo que, si queda constatado, en un principio, es que la prensa provincial por entonces, se hace eco de el 'Niño de Marchena' y su debut en Adra en 1932

Volviendo a dicha instantánea, y que aún se puede ver, si visita Bodega 'El Labrador' en la localidad abderitana, como apuntaba, se desconoce su procedencia entre otras muchas fotografías que visten y adornan el lugar. 

Queda preguntarse qué hace esa foto en cuestión entremezclada entre paisajes de todo el municipio; fotografías de maestros que han dejado marcado su seña de identidad en cada una de ellas como; Soriano, Herrera, Olea o Bayo entre otros. ¿Tiene algo que ver la fotografía con la visita de el “Niño de Marchena” a Adra?

En 'Historia del flamenco en Almería', de Antonio Sevillano Miralles, una obra compuesta por tres volúmenes: ‘Almería por tarantas’ y dos tomos de ‘Almería Flamenca. Flamenco en el siglo XX (1927-1996)’. 

El flamenco se respira, canta, toca y baila en la provincia de Almería. Esta gran obra de Antonio Sevillano es una prueba irrefutable de ello y también nos enseña que ahora, la historia del flamenco en nuestra tierra también se lee, se consulta y se aprende. 

Este trabajo riguroso de Sevillano otorga a la provincia de Almería y a sus artistas el lugar que merecen en la historia del flamenco, patrimonio inmaterial de la humanidad. Ha dedicado horas y quemado días en el calendario para este minucioso estudio y que comparte con toda la sociedad ese excelente trabajo de investigación: Quizás una de las más importantes publicadas por el Instituto de Estudios Almerienses a lo largo de su historia.

Sevillano, ha hecho un recorrido por la obra ‘Almería por tarantas. Cafés cantantes y artistas de la tierra’, obra que ya se editó en 1996 por el IEA y que ahora vuelve a reeditarse dentro de esta gran historia del flamenco. 

“He respetado prácticamente lo que se publicó en su día, aunque sí he ampliado la biografía de Pedro El Morato, una figura clave en el flamenco almeriense”, apuntaba Sevillano. Luego hay dos volúmenes dedicados a la historia del flamenco desde 1927 a 1996.

En ese amplio recorrido, Sevillano afirmaba que “superado el esplendor de los cafés cantantes, una nueva estética referida a la exposición pública y comercial toma el relevo como es la ópera flamenca. Su fecha de presentación fue en la plaza de Toros en julio de 1927 con Pepe Marchena como destacado reclamo”.

El abderitano Manolo de la Ribera, fue seguidor de la escuela de Pepe Marchena. En sus primeros años, El Niño, se apellidaba Tejada Martín, los de su madre soltera, luego Perea Tejada, tras hacerse oficial la relación de sus padres, Juan y Rita, aunque, es la verdad, desde sus comienzos profesionales fue El Niño de Marchena, empezando a auto nombrarse Pepe Marchena cuando estaba cercano a la cincuentena de edad. 

Su padre, labrador por cuenta ajena y guarda ocasional de la Fuente de las Cadenas, cantaba muy bien, especialmente por tarantas. Este estilo lo cantó Pepe Marchena, como también, denominándolo 'tarantas de Marchena'. 

El Niño de Marchena grabó infinidad de fandangos, una buena porción de cantes de levante y de los llamados cantes hispanoamericanos, esto es, guajiras y milongas, amén de la colombiana que inventara, único palo flamenco creado en el siglo XX e introdujo recitativos en el cante y mezcló diversos estilos. 

En 1924, ya consagrado como “rey del fandanguillo” actúa por toda España con su primer espectáculo flamenco de cante, baile y toque, titulado 'Ópera Flamenca'. Estaban conformes por entonces: El Niño Marchena (Pepe Marchena) había dignificado el cante y lo había llevado a todas partes. 

Era, el innovador del cante flamenco, el “divo” del fandanguillo. En los años 20 llamaban pomposamente 'Ópera Flamenca' a aquellas coplas dramáticas de la lírica española que el maestro hacia estremecer al público cuando las entonada. El drama de la humanidad encadenada. Su forma de cantar, entre la copla y el flamenco, entre la floritura y lo clásico, le hacían único. 

Aquí, en Andalucía, en muchos círculos, no se veía con buenos ojos aquel flamenco que ejercía Pepe, aquellas filigranas, sus poesías cantadas, que se acercaban a la copla o a los cuplés. El Niño Marchena salía a cantar vestido de etiqueta con la camisola brillante como un espejo, luciendo en el ojal del frac, una gardenia, acompañado por la Niña de los Peines, Cepero o el Cojo de Málaga.

El mundo del flamenco y no flamenco, gitanos y no gitanos, alababan su forma de cantar, su voz, su estilo, su carisma. El mismísimo Manuel Torre, cuando le escuchó cantar espetó: “¡Cómo canta este ángel caído del cielo!”. 

Hasta Pastora Pavón 'La Niña de los Peines', que siempre estuvo enamorada de Pepe Marchena – no solo de su cante –, a menudo le pedía que le cantase “El romance de la Rosa”. Antonio de La Santísima Trinidad Núñez Montoya, “Chocolate”, no tuvo dudas en sentenciar – estando con varios amigos cantaores y periodistas, en una taberna sevillana, acerca de quién era mejor o peor cantaor –: “… vamos a dejarnos de tonterías, aquí la mitad hemos sido todos unos borrachos, los mejores siempre han sido el Niño de Marchena y Chacón”.

Pepe, el 'Niño de Marchena', con apenas 21 años, ya tenía una pléyade de seguidores, que intentaban imitarle en sus fandangos, en sus cantes de ida y vuelta, granaínas, malagueñas, cartageneras, tarantas, murcianas…, intentaban imitar su voz, sus melismas y acercarse a sus florituras… pero, lo de Marchena era natural, él nunca hacía un fandango o cualquier cante de la misma forma; él improvisaba, creaba, reconstruyendo sus cantes, los acomodaba a su garganta, a su estado de ánimo, al lugar donde se hallara. 

Los demás iban a remolque. Volviendo al inicio, los días 28 y 29 de mayo de 1932 haría su debut en Adra el 'Niño de Marchena' con su gran troupe y su guitarrista en grandioso acontecimiento divulgado a los cuatro vientos en la prensa provincial y a la que animaba a todos a ir a la ciudad abderitana. Al 'Niño de Marchena' se le ha imitado más que a ningún otro. Hay datos del Niño de Marchena II, Marchena de Madrid, El Marchenilla de Aranjuez, Luquitas de Marchena o El Marchena de Adra, etc.

tracking