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Un falso noble tima 500.000 euros a un empresario ejidense mediante un sofisticado "toco-mocho"

El acusado, ahora a juicio, se apoyó en dos cómplices y usó una mesa trucada para su estafa

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La Fiscalía va a solicitar tres años de prisión para un ciudadano italiano y dos croatas acusados de estafar casi 500.000 euros a un conocido empresario almeriense con un plan en el que uno de ellos simulaba ser un aristócrata con “una enorme fortuna” que necesitaba cambiar billetes de 500 euros por billetes más pequeños y que ofrecía a quien se lo facilitase una compensación del diez por ciento. El falso noble   tuvo dos cómplices.  Los tres habrían usado una “mesa de grandes dimensiones” trucada con un “pie central” capaz de albergar en su interior a una persona.  Así pudieron dar el “cambiazo” a la víctima. El plan se desarrolló desde octubre a diciembre del año 2010. “Angelo, un noble italiano” y sus cómplices usaron a una cuarta persona, no enjuiciada,  para que les presentase a “la víctima idónea”.

Confianza Esta persona, “convencida de que los tres acusados eran inversores italianos”, les presentó al que a la postre sería el perjudicado y se concertó una primera reunión para octubre de 2010, en la que T.B. se presentó como “un noble italiano con una enorme fortuna” que necesitaba “cambiar billetes de 500 euros  y que ofrecía “como compensación de tal cambio, un 10 por ciento de la cantidad cambiada”. En esa cita en Murcia, se produjo el primer intercambio por el que la víctima entregó al acusado 10.000 euros y recibió a cambio 11.000 euros.
Un día antes de que se consumase, el día 29 de diciembre de 2010, el supuesto “Angelo” y el conocido empresario ejidense acordaron en una cafetería de El Parador, en Roquetas de Mar, el cambio de un total de 500.000 euros por los que el segundo iba a recibir 1,5 millones de euros. Los acusados se alojaron y contrataron la sala de reuniones de un hotel de la capital y montaron la mesa trucada de grandes dimensiones “que ellos mismos y por partes trasladaron”.  La estafa se perpetró el día 30.  El empresario acudió a la cita con una máquina para contar dinero y que, a su vez, detectaba papel moneda falso. “Pasaron a la sala  y Angelo le mostró la mesa y los cajones, uno de ellos lleno de billetes de 500 y otro vacío”, relata el fiscal. “Del interior de la mesa “Angelo” tomaba un paquete de billetes que entregaba a la víctima para contar y comprobar su autenticidad, y que luego se metía en el cajón vacío de la mesa para tomar otro paquete (...)
El empresario no se percató de que en todo momento estuvo contando el mismo fajo que, por debajo de la mesa, era colocado de nuevo en el mismo cajón desde donde T.B. volvía una y otra vez a tomarlo y entregarlo para su recuento”. La víctima  recibió a cambio “un maletín lleno de fotocopias de billetes de 500 euros, entre los que se encontraban tan solo 9.000 euros de curso legal”.


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