Después de casi dos semanas de lucha contra el fuego, el Plan Infoca ya ha dado por extinguido el incendio que se originó en Lubrín en la noche del pasado 28 de agosto en la Sierra de la Atalaya. 12 días de intenso trabajo han tenido que pasar para apagar unas llamas que arrasaron más de 1.100 hectáreas – concretamente 1.116 hectáreas – de matorral.

Lo cierto es que el incendio se dio por controlado el pasado lunes 1 de septiembre, pero no ha sido hasta el día de hoy cuando desde la dirección del Plan Infoca han confirmado que no quedaba riesgo de que las llamas tuvieran posibilidad de reavivarse.

El terreno tampoco lo puso fácil. La complicada orografía de la zona, con barrancos y laderas escarpadas, y las fuertes rachas de viento hicieron más difícil su completa extinción. Incluso el humo de las propias llamas dificultó el trabajo de los medios aéreos. Para combatir este incendio, se han llegado a movilizar más de 200 efectivos y 17 aeronaves.

Desde el primer momento, la situación fue crítica para los habitantes de la zona. Más de 50 vecinos de El Marchal y Campico Moletas llegaron a recibir avisos preventivos para evacuar sus casas, mientras que cinco personas de Los Albaricos y Fuente de los Albaricos tuvieron que abandonar temporalmente sus viviendas, con el fin de garantizar la seguridad de la población.

Zona catastrófica

Además, hace apenas unos días y, tras estabilizarse el incendio, el Ayuntamiento lubrinense anunció a través de sus redes sociales que solicitará a la Junta de Andalucía y al Gobierno de España la declaración de “zona gravemente afecta o catastrófica” con el objetivo de poder atender las necesidades derivadas de este desastre.

Para ello, el Consistorio ha habilitado, durante los meses de septiembre y octubre, una ventanilla específica “para que toda aquella persona que haya sufrido daños materiales de cualquier índole (inmuebles, agricultura, ganadería, apicultura, etcétera) pueda presentar instancia general acompañada de una valoración de daños”.

No ha sido un incendio cualquiera: junto con los de Burguillos, en Sevilla y Benahadux, el incendio de Lubrín se sitúa entre los más graves del verano en toda Andalucía donde, según la Junta, ya van 6.151 hectáreas calcinadas.