José Ferrer es el responsable de la escuela de verano y gerente de la Asociación de Niños con Discapacidad de Almería (ANDA).

Junto a él, un grupo de voluntarios de edades comprendidas entre los 18 y los 30 años, muchos de ellos estudiantes, incluso algunos provenientes de Austria, se encargan a diario del cuidado y bienestar de un grupo de 29 niños, con y sin discapacidades, que disfrutarán durante todo este mes de las actividades programadas para que aprendan y se diviertan.

La idea de organizar esta escuela surgió hace algo más de un año, cuando desde la asociación se vio la necesidad de montar algo específico para sus niños. Gran parte del trabajo de la asociación está encaminado hacia la integración, real y plena. Durante todo el curso las terapias son individuales, pero ahora las realizan en grupo para potenciar estos valores.

“Tenemos que educar a nuestros niños a relacionarse con el resto, y al resto con nuestros niños”, asegura José Ferrer mientras recorre las instalaciones del centro equestre ‘Alegría de Susana’, en Huércal de Almería, “y eso se consigue con educación”.

Los niños, que a esa hora desayunaban a la sombra bajo una zona techada, no habían ido hasta allí sólo a aprender a montar a caballo. La escuela de verano organizada por segundo año consecutivo por ANDA persigue objetivos más amplios.

Actividades

Recurriendo a la curiosidad y el rápido aprendizaje que suelen tener los niños, han dividido el calendario en cuatro bloques, acotados por semanas, en los que cada una tiene un tema específico alrededor del que giran todas las actividades.

Dentro del recinto, equipado con un parque infantil, una pequeña piscina, una sala de asambleas y proyecciones y establos, los niños se divierten y aprovechan para tomar, al menos, una pieza de fruta, haciendo honor a la semana de la alimentación sana y la vida saludable. El resto de temas programados serían la naturaleza y el entorno, la educación vial y la semana del universo, con el sistema solar y las estrellas.

Pasión

Viendo la entrega y entusiasmo que le ponen todos los voluntarios, y las sonrisas de los niños mientras amasan pan, la actividad del día, José Ferrer comenta que lamentablemente, dada la falta de financiación, no ha sido posible recibir a más de 29 alumnos en la escuela. Gracias al trabajo realizado el año pasado, en este la demanda de plazas se ha elevado, algo positivo, pero que a su vez ha dejado a varias familias sin una plaza para sus hijos.

A pesar de las dificultades, esperan conseguir financiación el próximo año de alguna forma, pública o privada. Y es necesario remarcar la labor de los voluntarios, que hacen posible que el proyecto salga adelante un año más.