“La vida se abre camino”, decía Ian Malcom en Jurassic Park, y es que, a veces, ciencia y naturaleza se estrechan la mano para dar cabida a hitos históricos: traer a nuestros días —en la ficción— a especies extintas, clonar mamíferos, como la oveja Dolly, o concebir tortugas marinas en mitad del desierto.

El pasado 8 de agosto tuvo lugar un acontecimiento insólito en el Parque Oasys MiniHollywood de Tabernas: trece crías de tortuga boba (Caretta caretta) nacieron tras un proceso de incubación controlada que se ha prolongado durante 48 días. Es la primera vez que esta especie marina, catalogada como vulnerable y en peligro de extinción, nace en instalaciones situadas en pleno desierto europeo, a kilómetros de la costa.

Del mar al desierto

La historia comenzó el pasado 22 de junio, cuando una hembra de tortuga boba depositó 99 huevos en la playa de La Rumina, en Mojácar. Para aumentar las posibilidades de supervivencia, los técnicos de la Junta de Andalucía y del Ministerio para la Transición Ecológica decidieron dividir el lote. Mientras la mayor parte permaneció enterrada en la arena bajo vigilancia, veinte fueron trasladados al Oasys MiniHollywood de Tabernas, con el apoyo de su equipo de conservación.

“Como entidad colaboradora de la Junta, nuestra misión era garantizar que parte de esos huevos estuvieran a salvo de mareas, depredadores u otros riesgos naturales”, explican desde el departamento de conservación del parque. En Tabernas, los huevos fueron depositados en incubadoras con un control preciso de humedad y temperatura, sometidos además a revisiones periódicas cada dos días.

El esfuerzo dio fruto: trece de los veinte huevos evolucionaron con éxito y comenzaron a eclosionar el 8 de agosto, concluyendo el proceso el pasado viernes. Estos neonatos, con apenas 12 gramos de peso, representan un porcentaje cercano al 70% de éxito en incubación.

Un nacimiento histórico

La singularidad del acontecimiento reside en que, por primera vez, crías de tortuga boba han nacido en el desierto de Tabernas, un espacio que poco tiene que ver con el medio marino. Para los especialistas, este hito no solo subraya la importancia de las medidas de custodia en ex situ —conservación de especies biológicas fuera de su hábitat natural—, sino que refuerza la idea de que la colaboración entre instituciones y equipos técnicos aumenta las probabilidades de éxito reproductivo de una especie amenazada.

Tras su nacimiento, los neonatos han sido trasladados al Centro de Gestión del Medio Marino Andaluz (CEGMA), en Algeciras. Allí iniciarán su fase de recuperación hasta alcanzar un tamaño más resistente —entre 600 y 800 gramos—, momento en el que regresarán al medio natural con mayores opciones de supervivencia.

El nido de Mojácar

En paralelo, el seguimiento del nido original en Mojácar permitió confirmar otros 43 nacimientos. Sumados a los 13 ejemplares surgidos en Tabernas, el balance final asciende a 56 tortugas bobas de un único evento reproductivo, el tercero registrado en Mojácar en apenas cinco años.

La exhumación del nido el pasado 17 de agosto permitió recuperar las crías que no llegaron a emerger por sí solas, así como obtener información científica valiosa sobre el comportamiento y la viabilidad de los embriones.

Conservación y concienciación

Tanto la Junta de Andalucía como el Oasys MiniHollywood han subrayado el valor de este evento no solo como éxito biológico, sino como herramienta de sensibilización. La experiencia demuestra cómo la colaboración entre administraciones, centros especializados y ciudadanía se traduce en avances en la protección de especies vulnerables.

“Es increíble pensar que un animal ligado al mar haya podido nacer aquí, en el corazón del desierto de Tabernas”, resumen los responsables del parque almeriense. “Nuestro trabajo es que estos ejemplares puedan volver algún día al mar con las mayores garantías de supervivencia posibles”.