La Voz de Almeria

Roquetas de Mar

El acuario de Almería y la lucha contra una sociedad que "politiza" los animales

El Aquarium Costa de Almería defiende las labores de investigación, educación y conservación que realizan en el centro

Aquarium Costa de Almería.

Aquarium Costa de Almería.Imagen cedida por la propiedad

Alberto Godoy
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Los acuarios, así como los zoológicos, llevan años en el centro de un debate social y ético cada vez más polarizado. El escrutinio viene, en parte, por las reclamaciones de organizaciones animalistas y una mayor sensibilidad social hacia el bienestar animal. Por su parte, el sector responde reforzando su papel en labores de conservación o divulgación y la conversación se extiende desde las cafeterías de barrio hasta el Congreso de los Diputados.

En esta coyuntura, acuarios como el de Roquetas de Mar reivindican la función que juegan en el ecosistema marino. “La gente, por lo general, desconoce lo que es en sí un acuario. Piensan que simplemente se exhiben peces, pero esto no es un circo. Nosotros nos apoyamos sobre tres pilares: educación, investigación y conservación”, asegura Enrique Fernández, director del centro, que lamenta la falta de cultura que hay en torno al sector, y es que “los animales se han politizado”. “A todo el mundo le gustan los animales, pero al no saber para qué sirven los centros, la gente los ve mal, como los zoos”.

Casi dos décadas de trabajo

Inaugurado en 2006, el Aquarium Costa de Almería aglutina entre 1.200 y 1.300 pases anuales y cuenta con unas 300 especies distintas, llegando a ser en su momento el más grande de Andalucía. En él conviven ajolotes, peces payaso, rayas o tiburones, que acaparan todas las miradas.

El recorrido está diseñado en torno al ‘Ciclo del Agua’, enfatizando en la labor educativa hacia los más pequeños. En este sentido, desde el centro intentan inculcar en los visitantes la importancia de mantener limpios los océanos y concienciar sobre su rol en el medio ambiente. De hecho, una de las protagonistas del acuario es la tortuga Juan, que llegó al centro de la mano de Equinac con una aleta estrangulada y numerosos golpes en la cabeza y el caparazón. Sin más remedio, y tras valorar su salvación, la aleta de Juan tuvo que ser amputada.

“Cuando nadie quiso acoger a Juan, ellos sí. Hemos soltado muchas veces tortugas con una sola aleta, pero Juan es una excepción, no puede volver a la naturaleza porque ya se ha intentado y ha estado tres veces a punto de morir”, confiesa Eva Morón, coordinadora de Equinac, que añade: “Que los acuarios funcionen como centros de recuperación es lo que siempre hemos defendido”.

La tortuga Juan.

La tortuga Juan.Imagen cedida por la propiedad

Caza accidental de tiburones

La población de tiburones se ha visto reducida de forma considerable en los últimos tiempos, debido, en parte, a las capturas accidentales. La técnica del palangre provoca que tiburones y otros elasmobranquios terminen siendo pescados por error. Impulsado por Chelonia y con la participación de varios acuarios nacionales, entre los que se encuentra el de Roquetas, se está trabajando en un proyecto para reducir la caza accidental mediante el uso de dispositivos electromagnéticos.

Estos animales poseen unas estructuras llamadas ampollas de Lorenzini, que les permiten detectar impulsos eléctricos y localizar a sus presas y con el uso de imanes en los anzuelos se pretende evitar que acaben atrapados en ellos, con lo que se pretende avanzar hacia una pesca más selectiva y respetuosa con los elasmobranquios.

La regulación, cada vez más restrictiva

En la actualidad, la regulación de los acuarios en España está principalmente determinada por la normativa europea y estatal sobre conservación de especies, bienestar animal y gestión pesquera.

Los acuarios deben cumplir con estrictos requisitos en materia de bienestar animal, educación ambiental, conservación y control sanitario. “La AIZA y la EAZA buscan ser más restrictivas cada vez y tenemos que estar preparados cuando se endurezca la ley para que las transiciones no sean traumáticas”, conlcuye Enrique Fernández.

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