“Mis primeros días como médico en La Mojonera y con la covid fue muy duro”
Marina Cejudo tras aprobar Medicina comenzó consulta en Las Norias, La Mojonera, Balerma y Adra

La joven almeriense Marina Cejudo, médico de Familia.
Marina Cejudo, nada más terminar su carrera de Medicina comenzó como médico de familia en Las Norias, continuó en La Mojonera, coincidiendo con el inicio de la pandemia; tras aprobar el MIR continuó en Puente del Río, Balerma y Adra en la actualidad.
¿Cuándo acabó su carrera de Medicina Marina Cejudo?
En el año 2018 terminé mi carrera en la Facultad de Medicina de Granada. Me preparé el MIR y tuve una serie de problemas que me impidieron presentarme en condiciones.
¿Cómo fue ese primer año?
En 2019 comencé a trabajar como médico de familia. Comencé a trabajar de cero a cien. Fue terminar la carrera sin tener tu especialización. Me pusieron al cargo de una consulta en Las Norias de Daza. Las primeras semanas las llevé muy mal, me salió hasta un herpes. Tienes que adaptarte a las horas de consulta, con siete minutos por paciente. El primer mes fue muy mal y poco a poco fui mejorando. Estuve seis meses en Las Norias.
¿Su siguiente destino le coincidió con la pandemia de la covid-19?
El día 6 de marzo de 2020 comencé a trabajar en el ambulatorio de La Mojonera y el día 14 de marzo comenzó el confinamiento. Estuve allí diez meses.
¿Cómo recuerda esos primeros momentos de la pandemia?
Fue horrible. No teníamos mucha idea del virus, no teníamos material, no teníamos nada y encima yo, que no tenía la especialización, tenía que enfrentarme a una consulta, en un lugar nuevo y encima con la pandemia. Teníamos que improvisar. No teníamos EPIs, nos quedamos sin material. A la vez tenías que adaptarte a cómo se explora un paciente con riesgo de contagiosidad, con miedo de llegar a casa y poder contagiar a tus familiares. Yo al principio llegaba a casa y me aislaba en una habitación. Los primeros meses los pasé con miedo porque tenía pacientes en UCI. Además, pasamos de consulta presencial a no presencial, a excepción de los pacientes con riesgo de covid. Fue muy duro, con mucho estrés y ansiedad.
¿Cómo era el protocolo cuando se presentaba un enfermo de covid?
Teníamos una consulta específica de respiratorio. Tenías que ponerte tu EPI para no infectarte. Al principio era con bolsas, con plásticos, impermeables, cosas que comprobamos en internet porque no teníamos mascarillas ni nada protegernos. Nos protegíamos como podíamos. Recuerdo que compramos unos chubasqueros on-line. Después empezaron a llegar EPIs y me encontré en junio, julio y agosto que tenías que ir con el pijama, con el EPI, con unos protectores de plástico para los pies, la red para el pelo, la mascarilla, las gafas protectoras de los ojos y con una pantalla, a 40º. Así 9 horas y no podías quitarte esas protecciones entre paciente y paciente porque a lo mejor la consulta ya estaba contaminada, todo lo que tocabas estaba contaminado y sólo teníamos un EPI cada día. Te vestía así por la mañana y te lo quitabas al concluir el trabajo.
¿Cuál es su recuerdo de esa etapa?
Fue muy dura porque además, en esa época tuvimos un repunte de casos con una incidencia que rondaba los 400 casos y la mitad de los médicos no estaban porque se habían contagiado o habían estado en contacto con gente que tenía el coronavirus y tenían que estar en aislamiento. Me encontré en una situación que estábamos bajo mínimos, en verano y con una incidencia alta. La ansiedad que teníamos con los enfermos de covid, llamándolos a diario. Las órdenes que teníamos era que nosotros tuviésemos el control hasta el último momento para ingresarlos, para no colapsar el hospital. Además, yo tenía el sufrimiento de que hay pacientes que no eran de coronavirus, que no podía ver presencialmente y tenía miedo de que se me escapase alguna enfermedad grave por no citarlo en consulta.
¿En pocos meses ha cogido la experiencia que otros médicos tienen en años?
Claro. Yo aconsejo a todos los médicos que terminen la carrera es que al concluir la carrera tienes un MIR, con una especialización, con un tutor que te va asesorando y es él el que tiene la responsabilidad de tus actos. Yo pasé de cero a cien. Toda la responsabilidad fue mía, tenía que llevar mi consulta y no tengo nadie que me respalde por detrás.
¿Ha sido emocionante cuando un enfermo de covid lo ha superado?
Sí. Todos esos momentos malos que pasas de ansiedad, cuando ves que puedes ayudar a las personas como médico de familia, que no tiene tanto prestigio como un cirujano. Tú tienes un seguimiento de esa persona toda la vida y no sólo de esa persona, de toda su familia. Muchas veces no ayudas sólo a un paciente, lo haces con toda la familia. Cuando consigues tu sola ayudar es muy reconfortante. Es para lo que has estudiado y preparado.
¿En cuánto tiempo se pudo preparar el MIR?
Tuve sólo tres meses para prepararme el MIR. Fue a primeros de año. Normalmente la preparación son de 8 a 10 meses y yo por las circunstancias que tenía tuve que hacerlo en sólo tres meses. No podía dejar la consulta por el coronavirus y tuve que hacer el MIR en tan sólo tres meses. Me presenté en marzo al examen y todo ha salido bien. Voy a poder coger mi plaza de especialista como médico de Familia. Me incorporaré como residente en junio
¿Tras el MIR ha continuado con las consultas?
Este 2021 ha estado en Puente del Río, un mes en Balerma y ahora estaré dos meses en Adra, un centro de salud más grande. En Adra me encuentro muy bien. Adra es muy distinto a Las Norias o La Mojonera donde hay más inmigración y muchas personas no conocen el idioma español. Recuerdo que además la consulta era telefónica y con una persona que no habla español. Tuve que aprender palabras árabes y comunicarme también en francés. Todo eso te va enriqueciendo.