Francisco Miguel J. C. fue declarado ayer culpable de la muerte de su ex suegro y, sin embargo, sale como principal vencedor de la batalla judicial que durante diez días se ha librado en la Audiencia Provincial de Almería. El jurado popular le consideró ayer por “unanimidad” culpable del fallecimiento del padre de su ex novia, Felipe J. G. F., en julio de 2010, pero no de un asesinato como pedían las acusaciones sino de un “delito de lesiones con resultado de muerte”.

La resolución es controvertida y muy probablemente tendrá recorrido en dos instancias judiciales más. De momento, la fiscal y la acusación particular anunciaron inmediatamente después de conocer el veredicto que presentarían apelaciones al Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. No en vano, el fallo del jurado da un giro radical al asunto. Las acusaciones pedían entre 17 y 20 años de prisión por asesinato. Sin embargo, el delito de lesiones tiene un máximo de cinco años y, teniendo en cuenta que el jurado dice que existe la atenuante de confesión, ya que el acusado se entregó a la Policía Nacional, la sentencia que se conocerá en los próximos días podría dejarlo en unos tres años de cárcel (el acusado ya ha cumplido casi dos).

Pero, ¿por qué esta reducción de la condena? La respuesta es jurídicamente compleja, pero tiene que ver con la intencionalidad de la agresión. Francisco Miguel J. C. de 22 años fue a La Cañada, cogió un cuchillo de 33 centímetros, llamó a la puerta de Felipe J. G. F. y le asestó un golpe en el cuello que le seccionó la yugular. La voluntad de matar y el ataque por sorpresa, al abrir la puerta a las siete de la mañana, debían ser elementos suficientes para sostener la calificación de asesinato. Sin embargo, el fallo desmonta esta tesis.

¿Por qué?

En primer lugar, estima que había una discusión previa, lo que generalmente elimina el asesinato y deja estos asuntos en sólo un homicidio, delito con menor pena. En segundo lugar, el jurado no acoge la versión de la alevosía. En tercer lugar, considera que el tipo de agresión, un único golpe con la hoja del cuchillo tras una discusión, tenía ánimo de herir pero no de matar. Y finalmente, se reconoce que la presencia de un colesterol leve agravó el estado de salud de la víctima, que falleció unas 48 horas después (llegó incluso a hablar con la Policía Nacional tras ser operado en Torrecárdenas).

Ahora, el tribunal de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Almería se hará cargo de la redacción de la sentencia y la aplicación de los fundamentos jurídicos correspondientes y dará a conocer la sentencia en los próximos días.