Así se explica la historia del ferrocarril de Almería desde una maqueta
ASAFAL impulsa el 'Tren Educativo' para defender el patrimonio industrial y reivindicar mejores comunicaciones en la provincia

Los alumnos de tercero de primaria de la Compañía de María en la sede-museo de ASAFAL, con algunos miembros de la asociación
Hay lugares donde el tiempo no se detiene, se cuida. Donde la historia no se guarda en libros, sino que se construye con las manos, pieza a pieza, a escala. Espacios donde el sonido del tren no es ruido, sino recuerdo, y donde cada detalle tiene detrás horas de trabajo, paciencia y pasión. Allí, entre montañas, estaciones y raíles en miniatura, la memoria ferroviaria de Almería sigue avanzando sin descarrilar.
Ese lugar es la sede-museo de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Almería (ASAFAL), un colectivo formado por antiguos ferroviarios y amantes del tren que pusieron en marcha, hace más de un año, el proyecto Tren Educativo. Una iniciativa que abre sus puertas a los colegios para mostrar, de forma cercana y didáctica, lo que el ferrocarril significó, y significa, para la ciudad y la provincia: un motor de desarrollo, una forma de conexión y una parte esencial de su identidad que hoy se resisten a dejar en el olvido. Los alumnos afortunados de asistir a la última visita de 2025 han sido los de tercero de primaria de la Compañía de María, con su profesora Lilia.

Lilia y los alumnos de tercero de primaria en la sede-museo de ASAFAL
La maqueta
El corazón del proyecto late en una gran maqueta ferroviaria de más de treinta metros cuadrados, distribuida en distintos niveles, que recrea con detalle la Almería ferroviaria de finales del siglo XX. Aunque la estructura lleva cerca de dos años construyéndose, ha sido en el último año cuando se ha intensificado especialmente el trabajo de decoración, dando forma definitiva a estaciones, montañas y paisajes.
En el nivel más bajo se representa la antigua estación de viajeros de Almería, tal y como era en los años 80 y 90, cuando los trenes de mineral y los ferrobuses formaban parte del día a día de la ciudad. A partir de ahí, la maqueta va creciendo y dibuja una Almería en miniatura fácilmente reconocible: el Puerto, el Cable Inglés, la Escalinata Real, la feria, parques infantiles y estaciones como la de Doña María-Ocaña, con el conocido tren llamado ‘camello’, además de ramblas, puentes y zonas de montaña.

La antigua Estación de Tren de Almería en la maqueta
Gran parte de este trabajo lleva la firma de socios como Germán López, modelista y uno de los principales impulsores de la parte decorativa de la maqueta, y Juan Ramón Pierre, muy implicado también en su construcción y desarrollo. Junto al resto del equipo, combinan técnicas tradicionales con materiales como corcho y yeso, y nuevas herramientas como la impresión 3D, una solución creativa que permite seguir avanzando pese al alto coste del material ferroviario.
Nada está colocado al azar. Cada edificio, cada vía y cada tren responde a una labor de documentación basada en fotografías antiguas y en la experiencia de quienes vivieron el ferrocarril desde dentro. Más que una maqueta, es una reconstrucción fiel de la memoria ferroviaria de Almería, levantada con horas de trabajo voluntario y mucha pasión.

Antonio Aguilera en una de las partes de la sede-museo
Trabajo en equipo
Nada de esto sería posible sin el trabajo en equipo que sostiene ASAFAL. Todo lo que se ve en la sede —las maquetas, la decoración, el montaje eléctrico o la atención a los grupos— es fruto del voluntariado. Cada socio aporta su tiempo, sus conocimientos y su experiencia para que el proyecto siga adelante, especialmente durante las visitas de los colegios. Detrás de todo ello están nombres como Alejandro de la Paz, presidente, Pedro Mena, José Espinosa, Juan Ramón Pierre, Germán López, Pedro Borbalás o Antonio Aguilera.
Cuando los niños llegan, el trabajo se multiplica. Hay quien se encarga de explicar cómo funcionaba el ferrocarril, quien controla la circulación de los trenes, quien guía el recorrido por las distintas maquetas y quien adapta el lenguaje para que los más pequeños entiendan y disfruten. Porque además de la gran maqueta principal, en la sede conviven otras maquetas ferroviarias, cada una con su propia historia y su valor didáctico.
Esa implicación colectiva convierte cada visita en una experiencia viva. No es una exposición estática: es un espacio donde el tren se mueve, se cuenta y se comparte. Un esfuerzo coordinado que nace del compromiso de todos los voluntarios y que busca un mismo objetivo: que los niños conozcan, comprendan y valoren el ferrocarril como parte de la historia y del futuro de Almería.

Pedro Mena en una de las partes de la sede-museo de ASAFAL
Reivindicaciones
Para ASAFAL, la antigua estación de trenes no es solo un vestigio del pasado, sino una oportunidad para el futuro. Un espacio cargado de historia que, en su opinión, merece volver a latir como lugar de encuentro y de memoria. Su propuesta es clara: transformarla en un centro de interpretación ferroviaria, un espacio visual, vivo y accesible, donde se explique qué fue el ferrocarril para Almería y por qué sigue siendo una pieza clave de su identidad.
Pero detrás de esa reivindicación hay también una relación profundamente personal con el tren. Para muchos de los miembros de ASAFAL, el ferrocarril no es solo un medio de transporte, sino una forma de vida. “Es parte de nuestra historia y de nuestra trayectoria personal”, explican. Un trabajo que les dio oficio, identidad y sentido de pertenencia, y que hoy quieren transmitir a las nuevas generaciones.
La iniciativa contempla además la conservación de la nave de locomotoras y la creación de un eje cultural que una la estación histórica con el Cable Inglés y otros elementos del patrimonio industrial de la ciudad. “Hablamos de un museo, de un centro de interpretación y de espacios abiertos a la cultura”, señalan, convencidos de que proteger el pasado es también una manera de mirar al futuro.
Esa necesidad de explicar y preservar se percibe incluso en las visitas escolares. Durante la de hoy, un niño resumía su impresión con una frase tan sencilla como reveladora: “Almería siempre es la última en comunicaciones”. Una reflexión espontánea que refuerza, desde la mirada infantil, el sentido de una reivindicación que ASAFAL mantiene viva desde hace décadas.

Los alumnos de tercero de primaria de la Compañía de María en la sede-museo de ASAFAL, con algunos miembros de la asociación
Un tren que avanza
Mientras los trenes recorren la maqueta y los niños siguen cada movimiento con atención, en la sede de ASAFAL se tiene la sensación de que nada aquí está quieto. Todo avanza despacio, pero con sentido. Cada visita escolar, cada explicación y cada detalle colocado con cuidado forman parte de un mismo viaje: el de mantener viva la memoria ferroviaria de Almería.
El Tren Educativo se ha convertido en una herramienta para enseñar, pero también para recordar y reivindicar. A través de la historia del ferrocarril, los voluntarios de ASAFAL transmiten valores como el esfuerzo colectivo, la importancia de las infraestructuras y el respeto por el patrimonio industrial. Un trabajo que no busca nostalgia, sino conciencia.
En un contexto en el que las comunicaciones siguen siendo un reto para la provincia, este proyecto demuestra que el tren sigue teniendo un lugar en la conversación sobre el futuro. Porque, como defienden desde la asociación, no se puede avanzar sin saber de dónde se viene. Y mientras haya personas dispuestas a contar esa historia y niños dispuestos a escucharla, el tren de ASAFAL seguirá circulando.

Detalle de la maqueta central de ASAFAL