Cincuenta años de desinformación
`La maquinaria mediática, policial y diplomática se predispuso para que no se supiera de la misa la mitad`
No me importa admitir que yo no fui nunca un buen reportero. Frecuenté casi todos los géneros periodísticos menos ese. Las razones son personales (mi timidez, mi malditismo antifranquista) pero también tiene su origen en la redacción donde trabajé. Mi primer destino después de acabar la carrera fue el “Yugo” de Almería. Con esto ya digo bastante respecto a la índole de la información sobre uno de los sucesos más trágicos que ha tenido lugar en Almería: la caída de las cuatro bombas nucleares sobre Palomares. En enero de 1966 yo no pertenecía al periódico. Por tanto era imposible que me enviaran como corresponsal a la provincia. Ahora releo ajenos trabajos de entonces y me llenan de ternura y hasta de compasión.
¿Qué podrían decir aquellos compañeros que no fuese secundar la voz del gobernador en el único periódico existente bajo la dictadura? El accidente fue un secreto de Estado. Franco tampoco estaba por la labor informativa a nivel internacional. Ya saben: se le espantaba el turismo. A USA tampoco le favorecía mucho la escandalera del percance en plena guerra fría. Asi que toda la maquinaría mediática, policial y diplomática se predispuso para que los almerienses no supieran de la misa la mitad. Y esto no ha durado un día sino cincuenta años.
Es verdad que hubo tímidos intentos de liberar la información para mejor acercamiento a la realidad, pero no sirvieron de mucho. Periodistas “ free lance” extranjeros estaban amenazados de expulsión. La famosa Duquesa roja, Isabel Alvarez de Toledo, organizó sin éxito una larga marcha por aquello de enterarse bien de la verdad nuclear. No hace falta decir que sus intentos fueron duramente reprimidos y forzada a salir por pies de Palomares. Como han narrado bien Manuel León y Antonio Hermosa, la gente de Cuevas de Almanzora y alrededores ha quedado como estigmatizada por este accidente. La desinformación sobre el peligro radiactivo se ha mantenido hasta hoy. Y es una incógnita saber si se llevarán la tierra contaminada al desierto de Nevada. El famoso baño de Fraga con la intención de convencerme de que no hay peligro se me aparece hasta en el sueño de madrugada.