La Voz de Almeria

Opinión

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Nuestro poeta del siglo de oro Quevedo decía: “Primero no faltan lágrimas, que causas llorar”.


Y es que desde nuestro siglo XVII, parece que en algunos temas, poco han cambiado las cosas. Empezando por Nuestra Unión Europea, formada por países que comparten unas normas, incluso una moneda única.


En el 77 se firman los pactos de la Moncloa y en el 88 España se convierte un socio más de esos veintisiete países con políticas paralelas que forman la Unión Europea y que tienen como slogan: “el éxito económico está en compaginar austeridad y riqueza” teniendo que reconocer, que en este deambular, ha brillado más la austeridad que la riqueza.


Tanto la crisis como el proceso de recuperación han dado lugar a desigualdades geográficas del suelo creando grandes diferencias entre sectores que han llevado a cabo una política única tributaria cohesionada sobre aquellas facciones más débiles de la sociedad. Pero teniendo en cuenta los cambios ideológicos que caracterizan estos últimos años, a toda esta palabrería le auguro un oscuro porvenir. Europa ha dejado de beber del racionalismo que tanto predico la ilustración, creando movimientos populares que apelan a la generación del proceso de modernidad donde impera la igualdad, libertad y fraternidad.


Querido lector, el que escribe se pregunta por las razones del optimismo, a partir de los hechos y de las cosas y como tal tengo que mostrar mi pesimismo, ante tales soluciones tibias; que considero se basan en formas de pensamientos incapaces para dar una respuesta satisfactoria a los interrogantes que plantea hoy la humanidad, un diagnostico aquí y ahora de lo que se puede hacer y en otros casos esperar.


Esperar, esperar a que nuestros dirigentes beban de las Humanidades y aprendan que la ética no es cosa de palabrería y mucho menos de corrupción, donde las grandes elites son menos, pero mucho más ricas y por otro lado una gran parte de la sociedad mendiga la pobreza y algunos hasta la exclusión social. Permítanme que termine con una frase de Mariano Moreno Cantinflas que decía: “No tengo nada contra los ricos, solo quiero que haya menos pobres”.


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