Encuestina Forte: mano de santo
Los más veteranos degustadores de ese veneno cotidiano que es la información recordarán el eficaz uso de las encuestas que, bajo receta periodística, prescribía a la prensa local el hábil delegado de Salud, Manuel Lucas, como medida paliativa de cualquier mala noticia. No fallaba: cada vez que los medios se hacían eco de una denuncia, una queja, un fallo o una mala práctica en Torrecárdenas, a los dos días aparecía una encuesta de satisfacción que invariablemente supuraba regocijo y complacencia de los almerienses con el trato allí recibido y plena comunión con los métodos y protocolos empleados. Pero desde que el señor Lucas dejara esa responsabilidad, nadie ha sabido administrar ese recurso con tan alta capacidad de resolución. Por eso, y a la espera de que alguien nos administre una inyección de agrado como remedio al atrevimiento de contravenir la dinámica de perfección suprema que ha decretado el SAS, les cuento que más de un millar de personas se concentraron la otra mañana en el Hospital de Huércal-Overa para denunciar el cierre de treinta camas de la planta de cirugía durante los próximos dos meses. Yo sé que el bueno de Lucas podría encontrar una encuesta capaz de darle la vuelta a esta mala noticia, pero como él no está al frente de la cosa, hemos tenido que ver que desde la gerencia de dicho hospital se ha intentado explicar el cierre ante la baja frecuentación existente en estos momentos en el centro y con el objetivo de optimizar los recursos asistenciales. Ya sé que aquí el único que recorta algo es Mariano I El Maléfico, pero por mucho juego de palabras que nos quieran dar esto se parece mucho a las medidas que en otras comunidades provocan protestas multitudinarias y mareas multicolores. Para evitar estos bochornos, mejor recetar una caja de Encuestina Forte. Tómese según vaya apareciendo la patología, es decir, la queja. Mano de santo.