Despedida y cierre
“Los viejos rockeros nunca mueren pero esto no pasa de ser una consoladora mentira”
Sr. Director: El arte es largo, la vida corta; todo pasa , nada queda y lo nuestro es pasar. Con estos principios de inconfundible acento machadiano , quiero comunicarte que ha terminado, para mí al menos, mi ciclo de colaborador de este periódico. Puedes imaginar que es una decisión que me cuesta afrontarla, pero no tengo más remedio, los años mandan . Es hora de abdicación, dimisión y de regeneracionismo. Aunque no sé como podré pasar sin ir por la mañana al kiosco a leerme a mí mismo, hay que abrir paso a los jóvenes que vienen pisando fuerte con más formación y más gallardía. Decía Miguel Hernández que cada poeta viene al mundo arrastrando un instrumento que ceden en la hora del relevo. Si cambiamos el poeta por el periodista la metáfora sigue siendo válida. Los viejos rockeros nunca mueren pero esto no pasa de ser una consoladora mentira, quienes nos formamos con el rollo del telex , la máquina de escribir y el plomo de la linotipia , debemos inexorablemente dar paso a las nuevas tecnologías. En la hora del adiós quiero agradecer la buena acogida del periódico. Desde los años sesenta del pasado siglo han sido incontables las notas, las entrevistas, las discusiones sobre arte, cultura, literatura y vida almeriense. Este oficio tiene como característica actuar con celeridad al servicio de lo ocurre cada día. De ahí que se la acuse de superficialidad. No es posible un volumen sobre cada acontecimiento. Eso queda para otros. Por eso tenemos que pedir perdón por tantas cosas como quedan confusas, mal expresadas, sin prueba argumental, dejándose llevar por sectarios limos ideológicos. A este respecto debo decir que nunca fui de ningún partido. Por tanto no he trabajado para favorecer el acceso al poder de ninguna casta. Dicho esto, no me importa reconocer mis errores en el permanente conflicto social donde solo la información pueden hacer posibles la democracia y la racionalidad de la convivencia humana. Recuerdo que se me llamó para escribir esta columna como un ejercicio del SÍ y del NO, fundado en la dialéctica. Un periodista vería las cosas en positivo y otro en negativo. Con el tiempo me salí del sistema incluso con mis errores y comencé a andar por la calle de medio . Siempre critiqué al poder y puse mi voz al servicio de los que no la tienen. Así que adiós a todo ello.