El avión Almería-Sevilla seguirá volando sobre nuestro cielo
T ras todo lo que se ha escrito sobre el dichoso vuelo, ya no sabemos a qué atenernos. ¿Con nuestro dinero seguiremos pagando parte del viaje en avión a políticos y funcionarios de la Junta? Al final ya verán como si. Nada menos que unos quinientos millones de pesetas año de subvención ha previsto la junta para que el avión siga surcando los cielos con los padres de la autonomía abordo.
En la historia que se nos ha contado hay lagunas de difícil comprensión. Cuando veo en la prensa la imagen de Encarna Caparrós (delegada de fomento de la Junta en Almería) no me creo que esta mujer de seriedad o de pena ante la vida pueda estar engañando a los almerienses.
Asegura ella que desde septiembre tiene Madrid los datos y que no entiende el retraso, la demora o el olvido en publicarlos en el Boe.
Y lo dice con esa cara de pena o aburrimiento que es imposible no creerse su verdad. No pongo en duda sus palabras, y si la miro a los ojos me entran ganas de llorar con ella por ese canalla de gobierno del Pp que está jugando siempre en contra de los almerienses. A la verdad de doña Encarna hay que contraponer la de otra almeriense y con poder en Sevilla, Carmen Crespo. La señora Crespo tiene cara de haber roto no sólo un plato, hasta una vajilla completa ha caído por la ventana, y cuando nos dice que la Junta mandó el informe del vuelo un viernes de diciembre y el lunes ya estaba criticando la señora consejera al gobierno por la demora no convence tanto.
Y es que Carmen no tiene cara de pena, más bien de lo contrario. Lo que tiene la señora Crespo son los papeles con las fechas y estas parecen apoyar su tesis no así la de doña Encarna Caparrós. Lo que no puedo entender es por qué hay que engañar al ciudadano cuando se pilla antes a un embustero que a un diablo cojuelo.
La cara nunca es el espejo del alma, y menos cuando de política se trata. Con el empecinamiento no se va a ninguna parte, y en esas parece que andan nuestros políticos. No se bajan del burro, chiquillo, ni aunque los maten, que decía mi Isidora. ¿Y por qué no les ponen un burro a los políticos para ir a Sevilla, total para lo que hacen en el parlamento por Almería no importa que tarden en llegar toda una vida?