La Voz de Almeria

Opinión

Publicado por

Creado:

Actualizado:

En:

Recuerdo que hace muchos años tuve una profesora de inglés lejanísima y extraña (era quizás la primera vez en mi vida que trataba a un extranjero) que nos decía a los minúsculos alumnos que en Inglaterra la gente educada hablaba del tiempo para evitar así conversaciones que pudieran acabar siendo incómodas o molestas. Y reconozco que, desde entonces, ese recurso de cortesía me ha evitado en más de una cuestión entrar en diálogos peligrosos o fronterizos con quien no quería o debía. Pero una cosa es la conversación insustancial del trato social y otra el discurso informativo de unos medios que continuamente se arrogan la mayor de las precisiones y la más bizarra independencia de los poderes políticos y económicos.


De ahí mi perplejidad ante la establecida costumbre periodística española de convertir al tiempo en noticia de portada o apertura. Y así estos días son habituales las informaciones y reportajes sobre la llegada de las primeras nieves o de la vuelta del fondo de armario invernal, igual que el final de la primavera coincide con las primeras noticias (en algunos casos con despliegues técnicos, unidades móviles y gran desplazamiento de periodistas) sobre la llegada de los primeros bañistas de temporada a las playas. Uno entendería el hecho noticioso de una nevada estival o de cualquier otro fenómeno extemporáneo y sorprendente, pero, francamente, que haga frío en invierno o calor en verano no debería ser destacado como un hecho inaudito o relevante. Entonces recuerdo a mi lejana profesora de inglés y me pregunto si toda esta moda del periodismo climatológico no tendrá más razón que la búsqueda fácil de cháchara informativa inocua que rellene minutos y que no provoque más problema que aguantar luego en la redacción a los reporteros constipados por las largas horas al raso esperando la conexión en directo.


tracking