Escombros de generación espontánea
Escombros de generación espontánea
El debate sobre la limpieza urbana viene a ser (como casi todo) una derivación del debate partidista que aplica al tema de la recogida de la basura el núcleo central de la berrea-verborrea municipalista: nosotros lo hacemos todo bien y ellos lo hacen todo mal. Y viceversa.
Por lo tanto, es normal que el grupo municipal de Izquierda Unida (me refiero ahora al más reciente entrechocar de desacuerdos) afee al equipo de Gobierno del PP que el entorno de la Alcazaba tenga escombros y basuras.
También es normal que desde el equipo de Gobierno se muestre una satisfacción razonable por el modo en que la empresa concesionaria del servicio mantiene la limpieza de la ciudad.
Hasta ahí todo queda dentro de la normalidad coreográfica de las mayorías, las minorías, los pactos de gobierno y todo lo que afortunadamente guisan las urnas en un sistema democrático. Ahora bien, en el tema de la limpieza uno echa de menos la franqueza y el sentido común de que alguien, alguna vez, diga alto y claro que el eje del debate no está tanto en la recogida de las basuras como en la generación de las mismas. Y es que los escombros y enseres objeto de esta denuncia y que, efectivamente, afean algunas zonas muy visitadas de la ciudad deAlmería, no surgen por generación espontánea, sino por la directísima desidia de los vecinos que tiran lo que quieren donde les place, o que la basura se acumula en aquellas zonas en donde los contenedores se queman con frecuencia.
Creo que el debate municipal ganaría enteros si, además de zurrar políticamente a quien corresponda, se dijera con naturalidad que cuanto menos se ensucie, más rápido, más efectivo y más barato sería el servicio de limpieza. Si esta máxima funciona en cualquier casa, en la casa común de todos también debería funcionar.