Si no pude nunca pertenecer a un partido, yo, viejo reticente a la imposición y al dogma, se debe sin duda a mi amor sin fronteras por la libertad intelectual. Y mira que tuve ofertas que eran tentaciones paradisíacas de figurar  más alto y de hacerme un patrimonio.

Pensar que te convertías en un adoquín mudo cuya única misión era adular a tu jefe, esperar astutamente que tu agrupación tocara poder y luego vivir del cuento e incluso colocar a tus allegados, me tiraba para atrás.

Por  eso, contra lo que puedan decir algunos, creo que estoy en la buena dirección, para entender al concejal del Partido Popular Carlos Sánchez, quien se ha manifestado públicamente a favor del matrimonio homosexual coincidiendo con la política anterior de Rodríguez Zapatero.

También quiero hacerme eco por las mismas razones de la suspensión  de militancia al senador popular por la provincia de León Juan Morano, por haber roto la disciplina del partido en defensa del sector del carbón.

A lo que parece, el Partido Popular no castiga este apartarse del criterio del grupo sino lo que el portavoz llama "deslealtad". El voluntarismo de la conquista del poder por encima de todo viene a coincidir con la doctrina leninista, algo que la derecha ha criticado tanto a pesar de creerse la reserva espiritual de Occidente. Como alcalde que fue de León y como conocedor del  drama minero, es posible que  Juan Morano tenga razones que la  razón no conoce. De esto el adoquinado ni un parpadeo.