Griñán miente hasta haciendo recortes
Griñán miente hasta haciendo recortes
Lo ha vuelto a hacer. Griñán tiene fijación con mentir a todos los andaluces. El nuevo engaño del presidente de la Junta de Andalucía viene en forma de recortes por valor de 2.600 millones de euros que tendrá que sacar, entre otros sitios, del falso presupuesto que intentó colar como verdadero a finales del año pasado. Ya lo advertimos en su día desde el Partido Popular y hoy lo tenemos que confirmar con el peso incontestable de los hechos: Griñán mintió entonces al presentar unas cuentas falsas a sabiendas, del mismo modo que vuelve a faltar gravemente a la verdad cuando hace que su consejera de Hacienda afirme en rueda de prensa que los recortes que tendrá que poner en marcha la Junta de Andalucía “plantea medidas dirigidas a posibilitar mayores ingresos por 1.000 millones de euros y la reducción del gasto por otros 2.500.” Griñán no quiso dar la cara, pero ordenó a su consejera que contara esta milonga a los andaluces, cuando sabe perfectamente que este recorte va a suponer menos gastos social, constituye un ataque en toda regla a los funcionarios, disminuye la inversión y eleva los impuestos. Así que de ventajoso y favorable, nada de nada. Hay que destacar una vez más la especial inquina que está mostrando Griñán con los funcionarios y trabajadores públicos de la Junta, a los que vuelve a hacer destinatarios de sus medidas más lesivas, tanto en lo económico, como en lo laboral, después de haber equiparado por vía del ordeno y mando como funcionarios a una amplísima colección de amigos, familiares y afiliados del PSOE, demostrando una vez más que para los socialistas no vale el mérito, la capacitación, el sacrificio o la adecuación a los puestos, sino la militancia fiel y sumisa. Y es que, por mucho que los socialistas quieran decir estos días, los recortes de la Junta no entran a fondo en el verdadero problema de gestión de una administración sobredimensionada con criterios políticos y familiares. Griñán no tiene problemas en decirle a los funcionarios andaluces que a partir de ahora van a trabajar más y a ganar menos. Pero a lo que no está dispuesto es a poner orden en la telaraña de empresas públicas creadas para tejer una administración paralela en manos de amigos, familiares y afiliados.
El tiempo acaba poniendo todas las cosas en su sitio, pero parece que antes de tiempo vamos a empezar a descubrir el incómodo, aunque bien pagado, papel de los socios de Izquierda Unida en el gobierno de la Junta, asumiendo y apoyando un recorte que institucionalmente deben rubricar, pero que no puede compartir de cara a sus bases. Pero eso no es todo. No hay que olvidar que además de este recorte de 2.600 euros hay que sumar otros 6.000 millones de euros no ejecutados del presupuesto de gasto social en Educación, Asuntos sociales, Sanidad y Empleo en los últimos cuatro años; además de los 7.000 millones de falta de ejecución de las inversiones. En definitiva, que después de treinta años de socialismo, los andaluces no sólo somos los europeos que tienen más problemas de paro y peores índices de educación escolar, sino que además vamos a ser los que más impuestos pagamos. Menos servicios, peores resultados y más impuestos: ese no es, ni de lejos, el “camino seguro” por el decía que nos iba a llevar el señor Griñán las elecciones que perdió el pasado mes de marzo. Lo que necesita Andalucía en estos momentos no son recortes estéticos, sino un gran plan de ahorro del gasto corriente de la Junta, como ha propuesto Javier Arenas, para acabar de una vez por todas con los derroches innecesarios y crear el marco econ&o