El cine nos recuerda el valor de los más “débiles y vulnerables”
“En los libros de J.K. Rowling hay varias tramas poniendo la atención en los más débiles“

Esta semana se celebra la “Jornada mundial de los pobres”. Se nos propone frenar nuestro trepidante ritmo vital y mirar, con ternura y detenimiento, a las personas más desfavorecidas de la sociedad. Como dice el filósofo posmoderno Gianni Vattimo, los más débiles deben estar siempre presentes en nuestras acciones, pensamientos e intenciones. ¿De qué sirve progresar tecnológicamente si luego hay niños que mueren de hambre?
La segunda guerra mundial, con el genocidio nazi, marcó un antes y un después en nuestra historia reciente. Películas como “La lista de Schindler” (1993) o “La vida es bella” (1997) nos recuerdan que la naturaleza humana no tiene límites. También en el cine fantástico nos encontramos reflexiones sobre cómo somos y cuál es el sentido de la existencia. Esta semana se reestrena en los cines una de las películas más populares de las últimas décadas: “Harry Potter y la piedra filosofal” (2001); el inicio de una saga en donde el débil y el vulnerable también es tenido en cuenta.
La figura del “Elfo doméstico” en la saga de Harry Potter recoge esta reflexión y la acerca a las generaciones más jóvenes. Los elfos son fieles sirvientes de magos y brujas de la alta sociedad mágica, que obedecen incondicionalmente los deseos de sus amos. Estos son reprimidos y humillados, pero pueden ser liberados, si su amo les regale una prenda; como ocurre en el segundo libro de Harry Potter. Muy interesante la relación entre Harry y Dobby; especialmente cuando Harry, ante la muerte de su amigo elfo, decide enterrarle sin usar la magia; el poder mágico no nos ahorra la tarea de aprender a vivir; de afrontar la muerte. Y aunque todo esto está reflejado en la película, en los libros de J.K. Rowling hay varias tramas más poniendo la atención en los más débiles de la sociedad y en cómo se les trata.
Tanto la literatura, como el cine y la la filosofía, nos advierten del riesgo de no atender a los más “débiles”. También en la familia, con nuestros mayores o familiares enfermos. Como dice un amigo mío, “la pobreza” es esa actitud de sencillez de corazón, que nos recuerda el poderoso valor de lo cotidiano, más allá de sueños y ambiciones. Feliz semana.