La Voz de Almeria

Opinión

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Ciertas actuaciones políticas podían quedar sutilmente disimuladas en épocas de bonanza o incluso en períodos de cierta estabilidad social porque la maquinaria administrativa funcionaba relativamente bien y ayudaba a restarles importancia. Sin embargo, ante esta pandemia y en la grave crisis económica en la que estamos sumidos eso no es posible, y la política útil se hace más necesaria que nunca para servir al ciudadano, que es el que paga y el que exige una buena gestión.

Hasta la fecha he de decir que me he encontrado con cuestiones que lejos de ser proclives a suscitar controversia, son aprovechadas para buscar denodadamente la más frontal de las oposiciones.

Sin ir más lejos en el pleno del pasado día cinco tocaba, entre otros, la aprobación definitiva del Reglamento Orgánico de Participación Ciudadana, la aprobación definitiva del Reglamento Orgánico de Pleno, y la aprobación inicial de la nueva Ordenanza para el Bienestar Animal.

El primero de los reglamentos constituye una norma fundamental para el ciudadano, con un texto trabajado tiempo ha por los distintos partidos políticos y funcionarios del Ayuntamiento. Prueba de ello es que solo se ha recibido una única alegación que, por cierto, ha sido finalmente desestimada. Este hecho no revestiría importancia si no fuera porque hace unos meses, en el trámite inicial, los concejales tuvimos que votar si su aprobación inicial se retiraba del orden del día. ¿Por qué? Según se nos dijo, no se contaba con el apoyo de los agentes sociales. ¿Qué agentes sociales? Sería Izquierda Unida supongo, que ha sido la que ha realizado alegaciones a la norma (y no tengo nada en contra, todo lo contrario: es de alabar y agradecer su participación en la vida política). Señores del plenario, ¿la norma es buena? Sí. ¿Es necesaria? Sí. ¿Entonces?

Sobre la segunda cuestión, el Reglamento Orgánico de Pleno, diré que uno de sus aspectos más relevantes es la reducción de los tiempos de intervención de que gozan los distintos portavoces y concejales. Personalmente no me importa asistir a plenos de diez horas, como si son veinte, pero entiendo que los vecinos, lejos de querer oír soflamas políticas, exigen soluciones rápidas y eficaces. Como anécdota diré que, estando próxima a concluir la sesión plenaria del día cinco, hubo algún concejal que se abstuvo de formular ruegos o preguntas, según él, por respeto a aquellos ciudadanos que, a las nueve de la noche, seguían el desarrollo del debate. Lo que no llamaría la atención si no fuera por quien lo dijo y sobre las reticencias que mostró a la hora de limitar las intervenciones. Y es que después de diez horas de interminables y reiterativos turnos de palabra, dicha apreciación sonó a pitorreo, cuando no a una falta de consideración hacia aquellos compañeros que sí tenían preguntas que hacer al equipo de gobierno.

Por último, la Ordenanza de Bienestar Animal, texto este no exento de polémica, tras cuatro años cocinándose en el horno del mal interpretado “consenso”. Pues a pesar del tiempo transcurrido y de los perjuicios que acarrea no disponer de esta norma tanto para animales como para vecinos, no hay manera de alcanzar el ansiado consenso. Al parecer, para sacar algo adelante es obligado no sólo consultar, sino la unanimidad de asociaciones, grupos políticos, mesas varias, cuidadores, propietarios de animales, colegio de veterinarios, hospitales, colegios de niños, el vecino del cuarto, el del quinto, etc. 

Todos nosotros, y entre nosotros, debemos estar de acuerdo en todo. Como traté de argumentar en el Pleno, no podemos pretender la unanimidad para aprobar una norma con más de 40 artículos. Y de ahí mi voto favorable, precisamente para que podamos estudiar las alegaciones que se presenten, si es el caso , y complementar y enriquecer lo que se pueda.

Mi actuación no responde ni responderá al qué dirán. Obedecerá a lo que creo que es mejor para la ciudad y mis vecinos. Mi actuación no responderá a la búsqueda de fotos o titulares. Responderá a la necesidad de sacar una norma adelante. Créanme, no son tiempos estos para vacilar.

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