La buena dirección
La buena dirección
Los humoristas gráficos dan casi todos los días con la diana. A la gente de letras nos ahorran muchas palabras inútiles. Hace una o dos jornadas vimos un dibujo del Roto con la figura de un mendigo. A su lado se sentaba un rico burgués que hacía este comentario. (Cito de memoria) “Sí, sí, a ti te han desahuciado, pero yo tengo veinte pisos sin vender”. Otro día el mismo mendigo aparecía, no sé si remando o haciendo esquí, con este pie de chiste: “Vamos en la buena dirección”. No hace ni tres meses que el PP atacaba la ley laboral socialista con los mismos argumentos que ahora emplea Rubalcaba pero con la salvedad de este quiere colaborar. Cospedal decía que su partido era el partido de los trabajadores. Sáez de Santamaría peroraba que esa ley no traería nada más que despido y desempleo. Y Rajoy, bueno, ¿qué puedo añadir sabiendo que ha estado ocho años martilleándonos con lo mismo? Bien, a los periodistas nos exigen que seamos imparciales, que no nos inclinemos ni por unos ni por otros. Cuando es el poder quien deja en la estacada a los débiles, caben varias posturas: una es marchase de esta profesión dedicándose a freir buñuelos de viento; otra es unirse a las doscientas mil plumas que ensalzan diariamente al Gobierno del PP, siempre cabe rebañar algo sustancioso para la casa; y otra es luchar por una mayor igualdad entre la ciudadanía sabiendo que te pueden cortar el cuello, como a Garzón, a la menor fragilidad sobre el alambre. Acertijo: Ahora que el lector se entretenga en buscar la buena dirección. Un republicano del Tea Party diría que se jodan los bolcheviques. Un militante del PP dirá lo que todo el partido repite desde el Presidente del Gobierno al último recadero del casino. Y por fin, le llegó la hora al medigo que citamos anteriormente: ¿Cuál sera para él la buena dirección? ¿No lo adivinan?