La Voz de Almeria

Opinión

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Una de las averías más severas que el zapaterismo ha provocado en buena parte de sus asimiladores y asimiladoras ha sido la deconstrucción de la realidad y su posterior ensamblaje dentro de unas coordenadas enternecedoramente líricas. Y no me refiero únicamente al daño que el discurso robotizador del "todos-y-todas-for-ever" ha causado en muchas personas, que ya no pueden abrir la boca sin deshacerse en latiguillos y pamemas diversas. Me refiero al bochorno ajeno de ver a alguien dejándose llevar por esta corriente haciendo el ganso. Por ejemplo, bien sea fruto de los excesos de campaña o porque él también ha interiorizado las leyes bio-ilógicas del zapaterismo, el presidente de la Junta, don José Antonio Griñán, se ha descolgado con un alarde igualitario que supera por la izquierda a todos los cursos de Medicina con los años de MIR incluidos. Y es que según el profesor Griñán, "un óvulo es igual que un espermatozoide". Aquí o somos iguales por huevos o no somos nada. Ya digo que la empanada mental del discurso zapateril será de las que se estudie posteriormente en los libros de texto, si es que quedan niños y colegios antes de que la igualdad fecunda de este discurso idiota nos extinga como raza, al empeñarse en no distinguir ya ni células ni órganos. Griñán entra así en el Hall of Fame de la Cienciología Progre, presidido por la insigne e inolvidable ministra Bibiana Aído, que sentenció aquello de que "los fetos son seres vivos, pero no humanos." Sinceramente, creo que ya hemos superado los cupos de tolerancia con la parida solemne. Cualquiera diría que un día, ellas y ellos fueron los espermatozoides más rápidos.

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