La Voz de Almeria

Opinión

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My daddy is rich. Mi papá es rico; por eso me lleva al Liceo Británico. No sabemos si los hijos del ministro de Fomento dominarán el idioma que hace doscientos años hubo de aprender otro José Blanco -no confundan- para poder escribir desde Londres las ideas liberales que la España absolutista de Fernando VII perseguía a sangre y fuego. Pero no nos desviemos ni nos rasguemos las vestiduras. Es perfectamente comprensible que un señor que evidencia unas carencias expresivas tan severas como el actual ministro de Fomento, don José Blanco, haga lo posible por que sus hijos tengan otro horizonte. Y si además, tiene los recursos económicos suficientes como para permitirse su educación en exclusivos colegios privados bilingües, miel sobre hojuelas. Ahora bien, lo que resulta intolerable es la desfachatez de defender la excelencia del modelo educativo público para todo el mundo por razones partidistas y llevar a tus hijos al Liceo Británico. Más cara que espalda, Pepiño. Y no es el único destacado socialista que emplea en la intimidad doméstica escolar el viejo dicho del "haced lo que yo digo pero no lo que yo hago, porque lo que yo hago sale carísimo". Pero es que además de eso, lo que hace al inefable Pepiño blanco de las más merecidas críticas es que encima haya mentido asegurando que en su zona de residencia no había colegios públicos bilingües. Hasta siete centros hay, pero ninguno pareció llamar la atención del socialista, que ni tan siquiera se informó sobre ellos y apostó directamente por la garantía del colegio privadísimo. Para qué comer mortadela habiendo Jabugo. Y luego hay quien duda de la inteligencia del ministro.

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